martes, 15 de enero de 2019

GUÁRDAME EN TI


Poema de Raúl Zurita; además: otros poemas, biografía, noticias y artículos sobre el bardo.

Raúl Zurita Canessa (Santiago, 10 de enero de 1950) es un poeta chileno, Premio Nacional de Literatura 2000 y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2016.

Amor mío: guárdame entonces en ti
en los torrentes más secretos que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación de las aguas
que se marchan
Y luego, cuando las grandes aves se derrumben
y las nubes nos indiquen
que se nos fue la vida entre los dedos
guárdame todavía en ti
en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares en que la primavera desciende.

NOTAS BIOGRÁFICAS

Raúl Zurita es un poeta nacido en Santiago de Chile en el año 1950. A pesar de su nacionalidad, Italia es el país más significativo de su vida, partiendo de su ascendencia italiana por rama materna. Aprendió italiano y español en forma simultánea y fue la literatura de Dante Alighieri la primera en impactar en su sensibilidad artística. Pasó una dura infancia, en la pobreza absoluta y habiendo quedado huérfano de padre al poco tiempo de nacer. Su abuela, quien se ocupó en gran parte de su crianza, odiaba el suelo chileno y a sus compatriotas italianos, que triunfaban mientras ella se hundía en la miseria.

Durante la dictadura de Pinochet, Zurita fue encarcelado y sometido a diversas torturas por militar a favor del comunismo. Esa terrible experiencia no lo amedrentó, sino que alimentó su sed de justicia; más tarde dirigió una serie de actividades culturales para promover la importancia de la comunicación y la libre expresión, con actos en los que era capaz de atentar contra su propia integridad física para intensificar el efecto de sus mensajes.

La obra de Zurita ha sido vencedora del Premio Pablo Neruda y del Nacional de Literatura, entre otros tantos; destacan sus poemarios "Anteparaíso" y "Los poemas muertos", y su ensayo "Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio". (Texto tomado de Poemas del Alma)

Biografía completa de Raúl Zurita

MÁS POEMAS DE RAÚL ZURITA

III

Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle
si ya ni mis gemidos conmueven
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras.
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era
nadie y aún están los muros contra los que llorando
aplastaba su cara mientras al verla
la gente se decía “Vámonos por otro lado”
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella
pero yo reparé en ti,
sólo yo me compadecí de esos harapos
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua
de las piedras para que nos laváramos
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé
los vestidos más lindos para que la gente te respetara.

Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
ponte de espalda y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones.

Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren.

(De Anteparaíso)



VI

Chile está lejano y es mentira
no es cierto que alguna vez nos hallamos prometido
son espejismos los campos
y solo cenizas quedan de los sitios públicos
pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantará solo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán…

(De Anteparaíso)



X

Yo sé que tú vives
yo sé ahora que tú vives y que tocada de luz
ya no entrará más en ti ni el asesino ni el tirano
ni volverán a quemarse los pastos sobre Chile
Abandonen entonces las cárceles
abandonen los manicomios y los cuarteles
que los gusanos abandonen la carroña
y los torturadores la mesa de los torturados
que abandone el Sol los planetas que lo circundan
para que sólo de amor hable todo el universo

Que solo de amor hablen hasta los orines y las heces
porque está de novia la vista
y de casamentero el oído
porque volvieron a reverdecer los campos
y ella está ahora frente a mí
Griten entonces porque yo sé que tú vives
y por este Idilio se encuentra a los perdidos y los desolados

(De Anteparaíso)



Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos,
habituadas a seguir siempre las tuyas, sienten
en la obscuridad que descendemos. Han cortado
todos los puentes y las cordilleras se hunden,
el Pacífico se hunde, y sus restos caen ante
nosotros como caen los restos de nuestro
corazón. Frente a la muerte alguien nos ha
hablado de la resurrección. ¿significa eso que
tus ojos vaciados verán? ¿Que mis yemas
continuarán palpando las tuyas? Mis dedos
tocan en la obscuridad tus dedos y descienden
como ahora han descendido las cumbres, el mar
como desciende nuestro amor muerto, nuestras
miradas muertas, como estas palabras muertas.
como un campo de margaritas que se doblan
te palpo, te toco, y mis manos buscan en la
oscuridad la piel de nieve con que quizás
reviviremos. Pero no, descendidas, de las
cumbres de Los Andes sólo quedan las huellas
de estas palabras, de estas páginas muertas, de
un campo largo y muerto de flores donde las
cordilleras como mortajas blancas, con
nosotros debajo y todavía abrazados se hunde.

(De INRI)



El Pacífico se desprende de la línea de la
costa y cae. Fue primero la cordillera y ahora
es el mar que cae. Desde la costa hasta el
horizonte cae. En una tierra enemiga es cosa
común que los cuerpos caigan, que el mar se
desprenda de la costa y caiga como las
margaritas que gimen escuchando a las
cordilleras hundirse donde el amor, donde tal
vez el amor Zurita gime llorando porque en
una tierra enemiga es cosa común que el
océano Pacífico se derrumbe boca abajo
como un torso roto sobre las piedras.

(De INRI)



Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos
buscan las tuyas porque si yo te amo y tú
me amas, tal vez no todo esté perdido. Las
montañas duermen abajo y quizás las
margaritas enciendan el campo de flores
blancas. Un campo donde Los Andes y el
Pacífico abrazados en el fondo de la tierra
muerta despierten y sean como un horizonte
de flores nuestros ojos ciegos emergiendo
en la nueva primavera, ¿Será? ¿Será así? las
margaritas continúan doblándose sobre el mar
difunto, sobre las grandes cumbres difuntas y
en la oscuridad, como dos envanecidas pieles
que se buscan, mis dedos palpan a tientas los
tuyos porque si yo te toco y tú me tocas tal
vez no todo esté perdido y, todavía, podamos
adivinar algo del amor. De todos los amores
muertos que fuimos y de un campo de flores
que crecerá cuando nuestras mortajas blancas,
cuando nuestras mortajas de nieve de todas
las montañas hundidas nos besen boca abajo y
nos vuelvan para arriba las erizadas pestañas.

(De INRI)



Y ya casi amanece y no puedo parar
de llorar; de llorar primero por ti
que te enamoraste de un viejo con
Parkinson, y después llorar por
las que me tomaron de los brazos
para que no me fuera y yo también
lloraba como cuando niño pero igual
me fui viejo culeado que ni siquiera
tuviste las bolas de matarte y siempre
optaste por ti egoísta de mierda viejo
conchadetumadre paloma arrancá,
arrancá palomita y que no te conviene.

(De Países Muertos)



Y ya casi amanece y siento mis
lágrimas correr por mi cara y son
como cuchillos cartoneros las
lágrimas cortándome la cara. Me
hiero y me desangro y mi sangre
está repartida por todos partes
como si me carnearan. Sobre todas
las cosas, en todas las cosas y yo
no puedo, no tengo corazón, no
tengo fuerzas, no tengo valentía.
No es nada ¿sabes?
Duerme
entonces niño, que el mar duerma,
que la inmensa desventura duerma.

(De Países Muertos)



NOTICIAS Y ARTÍCULOS

Noticias sobre Raúl Zurita, en El País

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El escritor chileno ha publicado recientemente 'Desastres naturales'

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