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lunes, 11 de noviembre de 2024

DAVID LAGMANOVICH (1927-2010): MICRORRELATOS, ENTREVISTA, BIOGRAFÍA, DECÁLOGO DEL MICRORRELATO

NOTA BIOGRÁFICA

David Lagmanovich nació el 9 de agosto de 1927 en Huinca Renancó, provincia de Córdoba, Argentina. Su padre, Germán Lagmanovich (1902-1982), ruso nativo de un lugar rural cercano a Kiev, había emigrado a América a consecuencia de la revolución de 1917 y de las guerras civiles posteriores. Su madre, Patricia Gabriela María Fabris (1905-1981), natural de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, era hija de inmigrantes italianos llegados a la Argentina a finales del siglo XIX.

Como investigador en el campo de la microficción contribuyó a sentar las bases críticas del género del microrrelato con importantes obras como El microrrelato. Teoría e historia (2006) y La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico (2005). Como escritor publicó, entre otras, La hormiga escritora (2004) y Los cuatro elementos (2007). Doctor en Literatura por la Georgetown University, además de su labor de crítico y escritor, fue docente en distintas universidades en Argentina, Estados Unidos y Alemania.

ALGUNOS MICRORRELATOS

viernes, 26 de julio de 2024

IN MEMORIAM DOCTOR K. H. G.

 
Minicuento por István Örkény

Holderlin ist Ihnen unbekannt? (1) —preguntó el doctor K. H. G., mientras cavaba la fosa para el caballo muerto.
—¿Quién era ese? —preguntó el guardia alemán.
—El que escribió Hiperión —explicó el doctor K. H. G. Le gustaba mucho explicar—. La figura más importante del romanticismo alemán. ¿Y Heine, por ejemplo?
—¿Quiénes son esos? —preguntó el guardia.
—Poetas —dijo el doctor K. H. G.—. ¿Tampoco conoce el nombre de Schiller?
—Sí, lo conozco —dijo el guardia alemán.
—¿Y el de Rilke?
—También —dijo el guardia alemán, y de un tiro mató al doctor K. H. G.

(1) ¿No conoce usted a Holderin? (N. de la T.)

De “Cuentos de un minuto”

sábado, 15 de junio de 2024

5 MICROFICCIONES – XV

I. LA MASCOTA DEL VECINO
Cuando el clima estaba agradable, era raro no ver a don Clemencio leer en el porche trasero de su residencia, o debajo de sus frondosos árboles que eran, según decía,"un pulmón de aire fresco para el barrio". Creo que era un martes por la tarde cuando por casualidad mi hermana y yo nos asomamos a la ventana de nuestro apartamento, situado en el tercer piso de un edificio que colinda con el patio de don Clemencio, y alcanzamos a ver algo en forma como de una S gigantesca que parecía bailar, retorciéndose con cadencia elegante y calculada, entre la grama y avanzar lentamente a sus espaldas; a principio no distinguimos a ver qué era y entonces mi hermana dijo "¡parece una culebra!" y vaya usted a ver qué animal; debía tener no menos de quince pies de largo y era gorda como el muslito de un niño obeso; reptaba lenta, como si se cuidara de no hacer ruido. Nosotras en seguida tratamos de alertar a don Clemen tocando fuerte en la ventana y haciéndole señas para que mirara hacia atrás, pero parece que él creía que lo estábamos saludando y todo lo que hacía era devolvernos el saludo con la mano. Cuando por fin volteó la vista e intentó huir, ya aquel monstruo se le había enredado entre sus pies y en cuestión de segundos en el cuerpo entero. Maniatado e indefenso, don Clemencio cayó al suelo. Nosotras llamamos al 911 inmediatamente. Los bomberos y los paramédicos tardaron un poquito más de diez minutos en llegar, pero parece que no sabían cómo proceder, o tenían miedo, y tuvieron que llamar al departamento de control animal. Cuando estos por fin llegaron, ya don Clemencio había muerto, no sabemos si por asfixia o de un ataque al corazón. Una pena que nos dio ver a un hombre tan bueno morir de una forma tan horrorosa. Por mucho tiempo mi hermana y yo tuvimos que asistir a terapia sicológica. Y aunque nos ayudaron bastante, jamás olvidaré ese respirar desesperado de don Clemencio, profundo, como si resoplara con dificultad y su voz quejumbrosa, que parecía un alarido, como si saliera del fondo de un pozo profundo, la que cesó abruptamente; por eso creo que murió de un ataque fulminante al corazón. ¡No, Dios mío!, es imperdonable la pérdida de un hombre valioso y útil como don Clemen, por una basura... después nos enteramos de que la boa constrictora que lo mató era una mascota que se le había escapado a uno de los vecinos, quien yo creo debió ser sometido y juzgado como criminal. Dios me perdone, pero él es quien debió haber muerto estrangulado. ¿A quién se le ocurre tener una cosa así en su casa?

martes, 16 de abril de 2024

LA VERDAD SOBRE SANCHO PANZA

Microrrelato por Franz Kafka

Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de don Quijote, que este se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie. Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.

miércoles, 10 de abril de 2024

5 MICROFICCIONES – XIV

I. CONTRAOFENSIVA INEFECTIVA
Vivíamos en el mismo vecindario. Nos habíamos visto. Sé que era casada; tenía dos niños. Una tarde me escribió por WhatsApp: “Auxilio, ayúdame, por favor”, acompañada de una foto en que estaba desnuda, bocabajo, esposada al espaldar de una cama. En su trasero descomunal se leía S.O.S.
Sospechando una tragedia, me dirigí a la casa que me indicó, para ver lo que podía hacer.
Procedí a soltarla. Me dijo: “Primero, bórrame lo que me escribieron en las nalgas”
Busqué una toalla mojada y cuando me acomodaba para hacerlo, oí el flash de una cámara. Se me acercaron dos tipos fornidos y me dijeron: “Ahora, vas al banco con nosotros y sacas lo que te pidamos, o mandaremos estas fotos comprometedoras al periódico, con copias a tu jefe y a tu mujer”.
Hice lo que me dijeron.
Dos semanas después, me escribieron de nuevo: “Necesitamos más dinero… acuérdate que tenemos las fotos”.
Le escribí: “Yo sé la mujer de quién eres. ¿Te gustaría que él se entere de la "carrera" a que te dedicas? De seguro él reconocerá el tatoo en tu trasero.” 
Me contestó: “¿Y quién tú crees que era el encapuchado? Tonto, el que tomó la foto y mandó el texto. Manda el dinero, o ya sabes”.

II. PARA NO ENVEJECER
Cuando llegó a ellos la noticia de que el tiempo pasaba más lento mientras más nos alejamos del centro de la tierra, y por ende envejecemos más lentamente, comenzó a notarse que la clase pudiente creaba barrios enteros en las montañas más altas del país; algunos incluso crearon sus oficinas en helicópteros que sobrevolaban la ciudad lo que con el tiempo no solo creó problemas de embotellamiento con sus consiguientes accidentes fatales, sino enemistades y enfrentamientos encarnizados nacidos de las rivalidades por controlar el espacio aéreo. 

martes, 9 de abril de 2024

EL CONDUCTOR

Minicuento por István Örkény

Consumación de un acontecimiento anunciado

József Pereszlényi, desplazador de materiales, se detuvo con su coche Wartburg, matrícula número CO 75–14, junto al quiosco de periódicos de la esquina.

–Deme un Noticias de Budapest.
–Lamentablemente se agotó.
–Deme uno de ayer, entonces.
–También se acabó. Pero casualmente tengo ya uno de mañana.
–¿También ahí aparece la cartelera del cine?
–Eso sale todos los días.
–Entonces deme ese de mañana –dijo el movilizador de materiales.

jueves, 4 de abril de 2024

EL LOCO EN EL ESPEJO

Cuento por Miguel Ramírez

No, el loco no es usted, sino el otro, el que le mira desde el espejo…

I
Lorenzo Arias, hombre legalmente adulto como de unos 35 años, de quien podría pensarse que es único, pero no, como él hay muchos que son adictos a desarmar pieza por pieza las creencias y los mitos, para saber cómo es que funcionan. Aconteció que, de tanto hurgar en su mente, un día empezó a tener un comportamiento extraño cada vez que se enfrentaba a un espejo. Debido a su capacidad analítica y por ser una persona autocrítica, nadie tuvo que decirle nada acerca de su nueva conducta, él mismo lo intuyó. Y como él sabía que aquel desajuste no lo podría resolver por su cuenta, pensó que lo mejor era consultarlo con un sicólogo. Analizó esa opción, pero luego, la desechó porqué imaginó que su problema rebasaba los conocimientos de un terapeuta. No le quedaba de otra que no fuera ponerse al cuidado de un siquiatra. 

martes, 16 de enero de 2024

CABAÑUELAS

Cuento por Miriam Mejía Campos

“Mira en tu propio corazón 
porque quien mira afuera, sueña, 
pero quien mira adentro se despierta”.  
Jane Austen

    Día primero de enero.  Año Nuevo lluvioso y gris.  Sus dos hijas duermen en el mueble-cama ubicado en la sala-comedor del apartamento.  Más bien, todos duermen.  Él también.  Siente frío.  Se fricciona cada antebrazo con la mano contraria.  Una densa neblina se descuelga por los altos edificios.  Cuánto desearía que las cabañuelas predijeran un cambio en su situación de violencia doméstica a la que ha estado sometida por tanto tiempo.  Creció oyendo hablar de las cabañuelas, pero nadie sabía interpretarlas.  Ahora ella las aplicaba a su vida tratando de predecir lo que le espera en cada mes.  Se le agudiza la sensación de frío.  Asume que será un enero de mucha frialdad y congojas.

sábado, 2 de diciembre de 2023

OJIAO

Cuento corto mágicorreligioso
por Lavinia Del Villar

Creencias y supersticiones populares que desafían la cordura y la sensatez, pero que al parecer funcionan… ¿o es que los rituales y presagios condicionan la mente, sugestionan al creyente, para atraer las soluciones que imponen los hechiceros y santeros?

Lo encontré tranquilito sentado en la calzada que daba a la cocina de la casa. Sin ánimo, sin color, sin apetito, y con fiebre. No había desayunado, y cuando le ofrecí arroz con habichuela, su plato favorito, y dijo que no quería, me alarmé; pensé que la situación era grave. Tenía 10 años, gordito y glotón como el que más, asumí que un problema estomacal lo estaba afectando de mala manera, y comencé a medicarlo con cuantas tizanas me recomendaron. Que cilantro ancho, que anamú, que malagueta, que manzanilla, y otros brebajes de medicina que andaban en los pueblos de las manos de las abuelas, especialistas en el arte de curar hasta con ensalmos.

martes, 21 de noviembre de 2023

NUEVO LIBRO DE MIRIAM MEJÍA

Color magenta
se llama la obra que pondrá a circular la escritora dominicana, radicada en New York, Miriam Mejía Campos, el viernes 8 de diciembre de 2023.

De Color magenta, dice la escritora Aurora Arias "Como ocurre en toda la obra poética y narrativa de Miriam Mejía, las mujeres son las principales protagonistas. Sin importar la edad ni el origen, las mujeres estamos indefectiblemente presentes entre las páginas de sus libros, a veces como crisálidas en busca de sus alas, y otras, como brillantes mariposas capaces de emprender el vuelo sin importar los desafíos que se presenten".


Para adquirir el libro, visite el sitio web de la escritora Miriam Mejía, haciendo clic en este enlace: Color magenta

domingo, 19 de noviembre de 2023

LA PAREJA

Cuento corto por 
Virgilio Díaz Grullón (1924-2001)

El infortunado desenlace de la relación íntima entre un hombre y su imagen

La relación entre ambos se estableció en forma casual y se estrechó a medida que fueron descubriendo rasgos y características comunes que indicaban una marcada afinidad. Los dos tenían la piel morena, los ojos negros y el cabello abundante y lustroso. En verdad, si algo los diferenciaba físicamente, era que el más tímido de los dos era zurdo. Desde los primeros contactos se hizo evidente que este último —en razón de su falta de iniciativa— estaba fatalmente destinado a ser el súcubo de la pareja y, con el tiempo, esta actitud de subordinación se hizo tan completa que lo convirtió prácticamente en un imitador servil de su compañero, a quien remedaba hasta en sus más insignificantes ademanes. Sus encuentros se efectuaban esporádicamente en las horas avanzadas del día, pero, como ambos eran madrugadores, coincidían siempre en el cuarto de baño en las primeras horas de la mañana. Estos contactos cotidianos cimentaron una estrecha amistad que duró hasta el día en que uno de ellos  —agobiado por la depresión y la angustia— se disparó un balazo en la sien que atravesó el espejo y mató a su compañero.

miércoles, 4 de octubre de 2023

5 MICROFICCIONES - VI

I. ¿CACOFOBIA O CRUELDAD EXTREMA?
De tal forma aborrecía a las gentes feas, que cuando no podía evitar su presencia, prefería que estos les hablaran de espalda.

II. PEQUEÑEZ
Al ver la punta de un dedo en su ensalada, Chanchán, molesto, llamó a la mesera y le enseñó. Acto seguido, en vez de pedir disculpas, esta voceó: “Oíto, ya lo encontramos… ¡prepárate para ir a emergencia!”

III. DILEMA
— Para mejorar su salud, debe perder esa barriga, le dijo el médico
— ¿Y eso no afectaría mi equilibrio?, preguntó Anackleto
— ¿Y de dónde saca usted eso?
— Tengo un amigo que rebajó la barriga y a cada rato se estaba cayendo de espaldas... al perder la barriga había más peso atrás que en la parte delantera de su cuerpo, lo que se tradujo en pérdida de balance...
—Entonces, le voy a recetar una cadena gruesa con un ancla como contrapeso…

domingo, 24 de septiembre de 2023

LA ÚLTIMA NOCHE DEL MUNDO

Cuento de Ray Bradbury
Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 22 de agosto de 1920 - Los Ángeles, California, 5 de junio de 2012)

Sería natural suponer que si las gentes supieran cuando acabará el mundo, sus últimas horas serían de desesperación y su comportamiento desenfrenado desembocaría en violencia y caos…

— ¿Qué harías si supieras que esta es la última noche del mundo?
— ¿Qué haría? ¿Lo dices en serio?
— Sí, en serio.
— No sé. No lo he pensado.
El hombre se sirvió un poco más de café. En el fondo del vestíbulo las niñas jugaban sobre la alfombra con unos cubos de madera, bajo la luz de las lámparas verdes. En el aire de la tarde había un suave y limpio olor a café tostado.
— Bueno, será mejor que empieces a pensarlo.
— ¡No lo dirás en serio!
El hombre asintió.
— ¿Una guerra?
El hombre sacudió la cabeza.
— ¿No la bomba atómica, o la bomba de hidrógeno?
— No.
— ¿Una guerra bacteriológica?

miércoles, 13 de septiembre de 2023

¿CUÁNTA TIERRA NECESITA UN HOMBRE?

Cuento por León Tolstói

¿Cuánta tierra necesita un hombre? Contrario a la extensión sin medida que aconsejan la codicia y la avaricia adquirir, en realidad no mucha…

Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. “Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra —pensaba a menudo— los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra.”

Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

TÍO PASSOLINI Y LA MUDANZA DE LIBROS

Tío Passolini era un libertino a quien le gustaban los libros y en más de una ocasión se vio en problemas, acusado de haberse robado uno o más de esos ejemplares. Esto es un fragmento de uno de los juicios a que fue sometido, según lo narra uno de sus nietos.

— “Señor Passolini”, —dice el juez—, “¿le robó usted, como lo acusa su amigo Pituá, los libros “Las sandalias del pescador” y “La hora veinticinco”?”
— “Yo no diría robar; esa es una palabra fea y muy fuerte, señor juez; más bien los rescaté…”
— “¿Cómo explica usted eso de rescatar, señor Passolini?”
— “Mire señor juez, ¿qué hace un libro en un estante, de exhibición; principalmente en casa de un señor que no ha leído ni siquiera una novelita de Corín Tellado o de Marcial Lafuente Estefanía? Por eso digo que los rescaté… esos libros clamaban por ser útiles, no estar cogiendo polvo en casa de un patán.”

EL GANADOR

Minicuento de Enrique Anderson Imbert 
Argentina: 1910-2000

Bandidos asaltan la ciudad de Mexcatle y ya dueños del botín de guerra emprenden la retirada. El plan es refugiarse al otro lado de la frontera, pero mientras tanto pasan la noche en una casa en ruinas, abandonada en el camino. A la luz de las velas juegan a los naipes. Cada uno apuesta las prendas que ha saqueado. Partida tras partida, el azar favorece al Bizco, quien va apilando las ganancias debajo de la mesa: monedas, relojes, alhajas, candelabros... Temprano por la mañana el Bizco mete lo ganado en una bolsa, la carga sobre los hombros y agobiado bajo ese peso sigue a sus compañeros, que marchan cantando hacia la frontera. La atraviesan, llegan sanos y salvos a la encrucijada donde han resuelto separarse y allí matan al Bizco. Lo habían dejado ganar para que les transportase el pesado botín.

martes, 29 de agosto de 2023

EL HOGAR

Minificción de István Örkény

Hogar... concepto de libertad anhelado, vivo en el recuerdo de la madre; para la niña, continuación de la prisión en que siempre ha vivido.

La niña sólo tenía cuatro años, de manera que con seguridad sus recuerdos eran confusos. Su madre, para hacerla consciente del inminente cambio, la llevó hasta la cerca de alambre de púas; y desde allí, de lejos, le mostró el tren.
—¿No estás contenta? Ese tren nos llevará a casa.
—Y entonces ¿qué va a pasar?
—Entonces ya estaremos en nuestro hogar.
—¿Qué es un hogar? —preguntó la niña.
—El lugar donde vivíamos antes.
—¿Y allí qué hay?
—¿Te acuerdas todavía de tu osito? Quizás encontremos también tus muñecas.
—Mamá, ¿en casa también hay centinelas?
—No, allí no hay.
—Entonces, de allí ¿podremos escapar?

martes, 22 de agosto de 2023

CUATRO CUENTOS CORTOS DE JOSÉ SARAMAGO

CAFÉ EN SUSPENSO
En Nápoles existe la costumbre de mandar traer un café y pagar más de lo que se consumió. Por ejemplo, cuatro personas entran, se sientan, piden cuatro cafés y dicen: “Y tres más en suspenso”. Pasado un rato, aparece un pobre a la puerta y pregunta: “¿Hay algún café en suspenso?”. El empleado mira el registro de los adelantados, verificando el saldo y dice: “Sí”. El pobre entra, bebe café y se va, supongo que agradeciendo la caridad.

EL OTRO LADO DE LA TRAGEDIA
Vi las imágenes del fusilamiento. Un poste clavado en el suelo, atado a él un hombre joven, vestido con unos pantalones oscuros y una camiseta, el pelo muy corto. Dos o tres oficiales norteamericanos están cerca, uno de ellos enciende un cigarrillo, después se aproxima un cura que dice no se sabe qué, mientras el condenado, con el cigarrillo sujeto por los labios, aspira y suelta una bocanada de humo. Unos segundos más y se apartan todos, no vemos a los soldados que van a disparar, se diría que la cámara de filmar está en mitad del pelotón de fusilamiento. De repente, el cuerpo es sacudido por las balas, resbala un

viernes, 11 de agosto de 2023

SIN NOVEDAD

Minificción de István Örkény

Absurdo, cómico, genial, asombroso... creado con una naturalidad que lo hace creíble

    Una tarde, sobre la tumba número 14 de la parcela 27 del cementerio publico de Budapest, se derrumbó, con gran estruendo, un obelisco de granito de casi tres toneladas. De inmediato la tumba se abrió en dos y la muerta que allí descansaba, la señora de Mihaly Hajduska, de soltera Stefania Nobel (1827-1848), resucitó.
    Sobre el obelisco, con letras ya desgastadas por el tiempo, se hallaba grabado también el nombre de su esposo, el cual, por razones desconocidas, no resucitó.
    A causa del mal tiempo sólo unas pocas personas se hallaban en el cementerio, pero los que escucharon aquel gran estrépito se reunieron en el lugar. Ya para entonces la joven se había sacudido la tierra, había pedido prestado un peine y se había peinado.
    Una ancianita, que se cubría con un velo de luto, le preguntó que cómo se sentía.
    —Gracias—dijo la señora Hajduska—, bien.
    Un taxista se interesó por saber si tenía sed.
    —Ahora no deseo beber nada —contestó la exmuerta.
    —Con lo pésima que es esta agua de Budapest —señaló el taxista, tampoco él deseaba beberla.
    —¿Qué le pasa al agua de Budapest? —preguntó la señora Hajduska.
    —Le echan cloro.

jueves, 26 de marzo de 2020

TESOROS POR DOQUIER

“Los voy a dejar con el consejo de un hombre, mi padre, que, como saben, nunca alcanzó a publicar ninguno de sus libros en vida, pero que ha vendido miles de ejemplares después de muerto. Recuerdo vívidamente cuando en la escalinata del autobús que me llevaría a la ‘tierra prometida’, hace ya tantos años, me dijo, con una mezcla visible de orgullo y de tristeza: 'Mara, en nuestro oficio es invaluable tratar siempre de capturar lo que hay de universal en las circunstancias particulares que se nos presentan a cada momento. Nuestro mundo está lleno de tesoros esperando que los descubramos. Así que anda siempre alerta, con esos receptores, tus sentidos, aguzados'. Gracias”, concluyó y de inmediato se entregó a la tarea de autografiar su más reciente novela, la número doce, a sus lectores que se habían organizado en una larga fila.

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