viernes, 11 de agosto de 2023

SIN NOVEDAD

Minificción de István Örkény

Absurdo, cómico, genial, asombroso... creado con una naturalidad que lo hace creíble

    Una tarde, sobre la tumba número 14 de la parcela 27 del cementerio publico de Budapest, se derrumbó, con gran estruendo, un obelisco de granito de casi tres toneladas. De inmediato la tumba se abrió en dos y la muerta que allí descansaba, la señora de Mihaly Hajduska, de soltera Stefania Nobel (1827-1848), resucitó.
    Sobre el obelisco, con letras ya desgastadas por el tiempo, se hallaba grabado también el nombre de su esposo, el cual, por razones desconocidas, no resucitó.
    A causa del mal tiempo sólo unas pocas personas se hallaban en el cementerio, pero los que escucharon aquel gran estrépito se reunieron en el lugar. Ya para entonces la joven se había sacudido la tierra, había pedido prestado un peine y se había peinado.
    Una ancianita, que se cubría con un velo de luto, le preguntó que cómo se sentía.
    —Gracias—dijo la señora Hajduska—, bien.
    Un taxista se interesó por saber si tenía sed.
    —Ahora no deseo beber nada —contestó la exmuerta.
    —Con lo pésima que es esta agua de Budapest —señaló el taxista, tampoco él deseaba beberla.
    —¿Qué le pasa al agua de Budapest? —preguntó la señora Hajduska.
    —Le echan cloro.
    —Le echan cloro, claro que le echan cloro —confirmó Apostol Barannikov, cultivador de flores búlgaro que vendía sus productos a la puerta del cementerio. Esa era la razón por la que él se veía obligado a regar sus plantas más delicadas con agua de lluvia.
    Alguien dijo que hoy día le echan cloro al agua en todas partes. Aquí la conversación se atascó.
    —¿Y qué otra novedad hay? —se interesó la joven.
    —No ha pasado nada especial —le contestaron.
    De nuevo se hizo el silencio. Entonces comenzó a llover.
    —Tenga cuidado de no resfriarse —le dijo a la resucitada Dezso Deutsch, pequeño industrial dedicado a fabricar cañas de pescar.
    —No tiene importancia —dijo la señora Hajduska. A ella precisamente le gustaba la lluvia.
    —Eso depende de la clase de lluvia —dijo la ancianita.
    Ella se refería a esta tibia lluvia de verano, informó la señora Hajduska.
    Él, en cambio, no necesitaba ninguna clase de lluvia, expresó Apostol Barannikov, porque sólo sirve para espantar a los visitantes del cementerio.
    Eso él lo podía comprender muy bien, contestó el pequeño industrial fabricante de cañas de pescar, manifestando así su acuerdo.
    Después de eso se instaló un silencio prolongado.
    —Cuenten algo, pues —exclamó la resucitada.
    —¿Qué podemos contar? —contestó la ancianita—. En verdad, no tenemos tantas cosas que contar, nosotros. 
    —¿No sucedió nada desde la guerra de independencia? (1)
    —Siempre sucede algo —dijo el pequeño industrial, con un gesto de desaliento—. Pero es como dicen los alemanes: Selten kommt etwas Besseres nach. 
    —Esto es lo que hay… (2) —agregó el chófer de taxi, y como lo que le interesaba era conseguir algún pasajero, desencantado, regresó a su automóvil.
    Se mantuvieron callados. La resucitada miró el hueco de la tumba, sobre el cual no se había cerrado la tierra. Esperó un rato más, pero viendo que a nadie se le ocurría nada, se despidió de los que la rodeaban. 
    —Hasta la vista —dijo, y descendió al hueco. 
    El pequeño industrial fabricante de cañas de pescar, servicial, le ofreció la mano para evitar que se resbalase en el barro.
    —¡Que le vaya bien! —dijo, dirigiéndose a la profundidad del hueco.
    —¿Qué pasó? —les preguntó en la entrada el taxista—. ¿No se habrá metido de nuevo en su tumba?
    —Sí que se metió, sí —meneó la cabeza la ancianita—. Y eso que conversábamos tan ricamente.

Tomado de Cuentos de un minuto, Micro Mundos, pp. 11-13

Traducción de Judit Gerendas.

1. Recuérdese que la mujer murió en 1848, fecha de la fracasada independencia húngara en contra de los Habsburgo. (N. de la T.)
2. Frase popular en Hungría durante el socialismo: “esto es lo que hay, eso es lo que nos tiene que gustar”. (N. de la T.)

(Selten kommt etwas Besseres nach = Rara vez sigue algo mejor)

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