miércoles, 6 de septiembre de 2023

TÍO PASSOLINI Y LA MUDANZA DE LIBROS

Tío Passolini era un libertino a quien le gustaban los libros y en más de una ocasión se vio en problemas, acusado de haberse robado uno o más de esos ejemplares. Esto es un fragmento de uno de los juicios a que fue sometido, según lo narra uno de sus nietos.

— “Señor Passolini”, —dice el juez—, “¿le robó usted, como lo acusa su amigo Pituá, los libros “Las sandalias del pescador” y “La hora veinticinco”?”
— “Yo no diría robar; esa es una palabra fea y muy fuerte, señor juez; más bien los rescaté…”
— “¿Cómo explica usted eso de rescatar, señor Passolini?”
— “Mire señor juez, ¿qué hace un libro en un estante, de exhibición; principalmente en casa de un señor que no ha leído ni siquiera una novelita de Corín Tellado o de Marcial Lafuente Estefanía? Por eso digo que los rescaté… esos libros clamaban por ser útiles, no estar cogiendo polvo en casa de un patán.”
— “Según consta en el expediente, señor Passolini, usted es reincidente en este tipo de embrollos…”
— “En honor a la verdad, señor Juez, debo confesarle que le he dado albergue a más de un libro que deambulaba sin rumbo y en orfandad o estaba cautivo... es en mi naturaleza amar esas criaturas y me rompe el alma verlas atrapadas en un estante o en manos que no les dan el uso adecuado. Los libros se hicieron para leerlos, mi preeminencia”
— "Muy generoso y juicioso de su parte, señor Passolini… Dios nos libre de su altruismo…"
— “¿Y qué le pasó al Tío?”, —preguntó alguien.
— “Tuvo que devolver los libros y pagar una multa de unos cuantos pesos”, —dijo el nieto.
— "Supongo que se acabó el rescatar libros para el Tío", —dijo otro.
— "¡Qué va!, abuelo era un alma muy caritativa... lo de él no era acumular libros... según me dicen los regalaba después que los leía... creía que era un pecado tener un libro cautivo, cuando alguien más podía estarlo leyendo, sacándole provecho..."
— “Parece que estás orgulloso de él”, —dijo alguien más.
— “Sí; estoy muy orgulloso de abuelo Paso… aunque no lo conocí, me cuentan que vivió su vida hasta el límite, como le dio la gana, y fue original, sin tener miedo al qué dirán… lo que pocos pueden decir”.

Isaías Ferreira Medina


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