domingo, 1 de septiembre de 2024

MICRORRELATOS Y NANORRELATOS

Por Isaías Medina
Entrega 1

EN LA BOCA DEL LOBO (1-1)
Desde mi habitación en la clínica, temprano en la mañana alcancé a oír esta conversación:
     "¿Y la paciente que llegó anoche con el fuerte dolor, Dr. Mancebo?"
     "Ah, era sólo una cuestión estomacal, parece de algo que comió… pero la dejamos en observación durante toda la noche".
     "Pero, ¿qué me dice, doctor Mancebo? ¿Cuál es nuestra consigna y práctica?", dijo el que parecía el dueño de la clínica enfadado, alzando la voz.
     "¡Cuchilla y después averigüe, Dr. Molongo!, esa es la consigna, pero mi conciencia no me permitió operarla..."
     "Dr. Mancebo, su conciencia no es la que paga estos aparatos caros que tenemos, ni los salarios altísimos que pagamos, incluyendo el suyo. Reexamine a la Dña. y proceda a un diagnóstico más realista".
Seguido oí esto, me vestí y salí de ahí más rápido que lo que tarda un gallo en echar un polvo.

RITUALES INÚTILES (1-2)
Un cura y un rabino amigos van a una velada boxística. Cuando anuncian el primer boxeador, este sube al ring, se arrodilla y en seguida se persigna y besa y levanta los guantes y sus ojos implorantes hacia el techo. El segundo hombre que sube al ring hace lo mismo después de ser anunciado. El rabino curioso le pregunta al cura: 
     “¿Eso hace alguna diferencia en el resultado de la pelea?” 
     “Absolutamente ninguna, a menos que el tipo sea un tremendo boxeador”, respondió el cura entre los dientes.

IRONÍA REPRENSIBLE (1-3)
El hombre se levantó dando tan fuerte sobre la mesa que las fichas de dominó volaron por los alrededores y con la cara roja de la ira dijo a viva voz: 
     "¡A mí nadie me hace trampa, carajo! ¿Usted sabe quién soy yo, coño?"
     "Cálmate, cálmate, Ciriaco", dijo el que parecía estar a cargo. "Si viene la policía nos pueden cerrar esto... y entonces sí es verdad... imagínate el escándalo. Acuérdate, este es un local del PRD no un club para beber cervezas y jugar".
     "Está bien... pero que no crean estos carajos que me pueden joder... yo le arranco el alma a cualquiera", dijo el hombre mientras se acomodaba en una silla con su espalda hacia el mural gigantesco con la imagen de tres jóvenes mujeres sonrientes alrededor de la cual se leía "Bienvenidos a la Zona Hermanas Mirabal, Lawrence, MA"
Mucho tiempo atrás, ese mismo hombre había sido condenado en la República Dominicana por haber participado activamente en el brutal asesinato de las tres hermanas.

EL EMPRENDEDOR TEÓRICO (1-4)
“¿Y cuántas empresas ha fundado el maestro?”, pregunté refiriéndome al profesor del 'Curso para emprendedores'. “Ninguna, pero tiene planes para formar unas cuantas”, me contestó la consejera. "O sea, el hombre es ‘emprendedor’, pero ‘de oídos’, no por experiencia", le dije, y salí.

MULTIPERSONALIDAD (1-5)
Como todos los días a esa hora, Cadete se mostraba rebelde pues decía que lo querían poner loco con tantas pastillas y, como siempre, hubo que llamar al Dr. Portobello, que era el único que sabía cómo manejarlo.
     “¿Quién es usted?”, le preguntó el siquiatra.
     “Soy un niño que murió a los siete años y hoy tendría mi edad; soy un soldado muerto en combate, un exministro de guerra, varios reyes, un explorador, Julio César, Carlomagno, un exclérigo y hasta mi propio exsuegro… y tengo papeles legales de identidad de cada uno para probarlo”, respondió Cadete.
     “¿Con quién tenemos el placer de hablar ahora?”, preguntó el doctor.
     “Con Atila, el rey de los hunos… y donde pisa mi caballo, no crece más la hierba”, contestó el paciente.
     “¿Tiene pruebas?”, dijo el doctor.
     “¿Y cuándo ha visto usted que un rey necesita papeles para demostrar quién es?”
     “Perdón, su majestad… ¿qué desea usted que yo haga después de rendirle homenaje, Sr. Rey”.
     “Que se quite del medio, que tengo a Constantinopla cercada y usted lo que está haciendo es distraerme”.
     “Perdone, ‘Azote de Dios’”, dijo el médico.
     “Psss… silencio, que vamos a pasar el Rubicón… la suerte está echada… ¡ni un paso atrás!”.
     “¡Salve, César! ... no seré yo quien interfiera en tan ingente empresa… adelante…", le dijo el doctor con entusiasmo; y en voz baja añadió: "Para que esté fuerte, general de generales, tómese esto que le envían los dioses”, y le pasó un vasito de papel con las pastillas y otro con agua, que Cadete agarró con gesto teatral y procedió a ingerir sin dificultad. Entonces dijo: “¡A la carga, en nombre de Zeus y de Júpiter! … ¡A correr fanáticos!”

UN SECRETO CARO (1-6)
Todos, los años, desde hace 24, al aproximarse el "Día del Abogado", recibo este escueto mensaje:
    Estimado Placencio, una notita para saludarlo y agradecerle su ininterrumpido patrocinio.            Gracias.
    Con todo respeto,
    Bufete de Abogados Orestes Extremo.
Al principio le enviaba una papeleta de mil pesos, pero hace quince años tuve que aumentar el monto, primero a diez mil, y últimamente a veinte mil, para compensar por la inflación, según dice. Sabrá Dios cuánto se le antojará demandar en el futuro. Y todo porque Orestes, aunque por una suma exorbitante, con sus tejemanejes mañosos, logró que me exoneraran sin juicio de un asunto que, de haberse sabido, es cierto, me hubiera destruido tanto política como socialmente. Pero ya está bueno; ese, que no fue un favor, está más que pago; creo que es tiempo de contactar a Clemenza para deshacerme de esa sanguijuela, no por el monto, sino por el abuso y el descaro. Además, sobre todo, por la vergüenza de que un hombre como yo sea víctima de la extorsión y esté a la merced de un pelele insignificante como ese abogaducho. Y Clemenza sabe lo que debe hacer. Hasta la vista, Orestes.

CORTESÍA NO SIGNFICA COBARDÍA (1-7)
Justiniano Comprés, el "Charles Atlas cibaeño", al pisarle un pie a Toshiko y ver que el diminuto japonés le hacía una reverencia con las manos juntas, lo confundió con señal de que Toshiko le tenía miedo y lo desafió a pelear. Al empujarlo, en cuestión de segundos se hallaba ‘el Charles Atlas’ navegando por el aire. Desde los arbustos del parque adonde fue a caer, al ver al japonés repetir de nuevo la reverencia, Justiniano humillado le voceó, con más vergüenza que admiración: “tú ta’ jevi, chinito; jevi de jevi”.

PROEZA DE UN SONÁMBULO (1-8)
Al parecer, pese a su conocida enfermiza aversión a las alturas, Mastrantonio trepó al árbol sin problemas, donde amaneció durmiendo apaciblemente aferrado a una rama. Cuando lo descubrieron, todos estuvieron de acuerdo en guardar silencio por lo peligroso que es despertar a un sonámbulo, pero en eso pasó una ambulancia cerca de donde se hallaba y su sirena lo despertó. Al pánico enfermizo del hombre reflejado en su cara mofletuda, siguió una caída aparatosa de aquellas casi 300 libras que todos creímos iba a ser fulminante; pero no: alguien en la familia, previendo lo que vendría, había colocado unos colchones debajo del árbol.

EL TRONO DE ORO (1-9)
Al verlo imponente, con su relumbrante color amarillo quemado, brilloso como un sol en el amplísimo y lujoso cuarto de baño, quedé tan impresionado que casi se me quitaron las ganas… pero, la presión de la de arriba empujaba la de abajo, y con decisión, aunque un poco intimidado, no lo niego, con gran alborozo y alivio me cagué en él. Al darle llave no pude parar de reír, pues el jodío sonaba igual que el cascarrañoso blanco de casa cuando se traga su carga, como si estuviera haciendo gárgaras.

LA CANCIÓN LA SALVÓ (1-10)
Llegué a casa cansada del trabajo y mientras me desvestía para bañarme, comencé a cantar…
     ¿Qué cantaba usted?, si se puede saber —me preguntó el oficial de policía.
     Una tontería, —le contesté—. Cosas que uno dice cuando está sola y sabe que nadie la está escuchando... algo con palabras cambiadas a una canción de antes... para divertirme… cantaba yo: ‘Cariñito azucarado que sabe a bombón, si lo siguen chupando tiene un saborcito a mojón’... entonces, al acabar de cantar oí la risa de un hombre salir del closet. Ni tonta ni perezosa, salí del cuarto y le puse el cerrojo a la puerta... y los llamé a ustedes.
     Hizo bien, —dijo el sargento—, mientras contenía la risa y meneaba la cabeza de lado a lado, aparentemente asombrado de que un criminal tan veterano se delatara a sí mismo de manera tan infantil.

UNA AMISTAD INSÓLITA (1-11)
Comprobada la existencia de ratones en nuestro apartamento, y guiados por la sabiduría del dicho de la abuela “donde hay gatos no hay ratones”, hace un tiempo decidimos ir al refugio de animales de la ciudad y adoptamos una gatita hermosa de abundante pelo negro con una mancha blanca en el pecho que bajaba por la pata delantera derecha como una cascada de neblina. La “señorita Luna”, como le pusimos, pronto se adueñó de la casa: nos enamoró a todos por ser juguetona y cariñosa y por su andar señorial y coqueto. Por otro lado, y es lo que más nos importaba a los mayores, al mes no se veía ni una señal de que existían ratones en la casa. Pero, como a los seis meses de estar con nosotros, sin embargo, comenzamos a ver de nuevo mojoncitos de ratones por doquier, en mayor cantidad que nunca. Las cámaras que colocamos revelaron que la señorita Luna había adoptado a una familia de roedores, compuesta por la que parecía la madre y sus tres bigañuelitos, con quienes compartía comida y agua y jugaba toda la noche. Eso explicaba por qué la condenada gata dormía todo el día.

SUEÑO (1-12)
“Era yo un tronco de madera hermoso, apto para ser tallado por un maestro escultor de manos finas… desperté justo cuando la vecina me iba a tirar al fogón”

EL MOSQUITO GANÓ (1-13)
Su calva era un mar de sangre… producto de querer matar el mosquito con la mano en la que tenía el cuchillo con que en ese momento cortaba la carne.

EL HOMBRE EQUIVOCADO (1-14)
Llegó el hombre, pero no el que ella esperaba fumando, según le inculcó la canción que ella aprendió de chica, la que aseguraba que fumar es un placer, genial, sensual. Este se llamaba Cáncer.

DAÑO COLATERAL (1-15)
La defunción, según el médico legista, se debió a una sobredosis de heroína. El occiso era Ravel Fructuoso, de 19 años, hijo único de Abel Fructuoso, quien por años había sido señalado como un poderoso narcotraficante del área.

CONSEJO A UNA DESDICHADA EN EL AMOR (1-16)
“Oye, muchacha”, le dijo tío Passolini a la vecina cuya ventana de posibilidad amorosa se le achicaba casi hora a hora, “perdona que te diga esto, Calandria, pero no creo que tu problema se cure con novenas y promesas a San Antonio. Mírate en el espejo, tienes una belleza natural, pero tienes que quitarte el capote ese de zacatecas de la era victoriana que vistes; ve al salón, ponte colorete y cimbrea un poco la cintura al caminar y tongonea el trasero ese que no está mal… déjale saber a quién te mire que en tu interior hay un volcán con más actividad que una paila de majarete caliente, listo para hacer erupción. Llévate de mí, descámate, deja la cara de alarido que tienes, sonríe con confianza... y cámbiate ese nombre; pide que te llamen Cali, y verás que te pondrás más atractiva que la fuerza de gravedad”.

UN ROBOT ENCANTADOR (1-17)
Aquello avanzaba por las calles con gracia avasalladora, vibrando y tirando chorros blancuzcos a su alrededor, exhalando humo con olor a vainilla por su único orificio y silbando melodías encantadoras. Dicen que era un robot, pero no un robot cualquiera; era un robot sentimental, enamorado, apasionado y loco, todo falo, erecto, montado sobre bolsas rodantes, que podía desplazase ciento ochenta grados en todas direcciones, columpiar, encogerse, estirarse, doblarse y girar a múltiples velocidades. Muchos, incluyendo la autoridad máxima del país, quedaron prendados bajo el influjo de aquella cosa. Algunos de ellos hasta se montaron en él, los más cautos solo aventurándose a su ladera rugosa, de nervios protuberantes, y otros, los más osados, llegando hasta la cúspide, donde, según contaron, era donde estaba en realidad lo bueno. Era contagioso el entusiasmo con que hablaban de ese artefacto milagroso, de su capacidad infinita de proveer placer, sobre todo de la suavidad, la hospitalidad y la ternura de su prepucio. Tanto fue el impacto sentimental de aquel adefesio, que el palacio presidencial lo contrató de manera exclusiva y permanente para entretener a los del partido y sus invitados en sus bacanales semanales.

© Propiedad de Herederos de Isaias Medina


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entradas populares