Cuento por José Rijo (1915 – 1992). Higüey, República Dominicana.
LO QUE DICE DIÓGENES CÉSPEDES SOBRE "CHITO"
Un pilluelo de campo, tierno y medio inocente, que miente por diversión, es elegido personaje de este cuento para simbolizar cómo la astucia infantil puede más que la experiencia del padre para librar a este último de la tortura y posible muerte a mano del despiadado invasor norteamericano que se cebó en los pobres campesinos del Este a quienes consideraba cómplices de los guerrilleros nacionalistas y que el usurpador bautizó despectivamente con el nombre de «gavilleros».
El niño Chito con sus acciones simpáticas nos evoca, con su picardía y su andar que se pierde entre cantos de ciguas y carpinteros escondidos en los enhiestos árboles, la configuración de las llanuras del Este, la sicología de los habitantes de aquellas regiones, su solazo azul y candente en alternancia con las brisas frescas y el rumor de las aguas de sus ríos y arroyos que corren entre las piedras. En ese ambiente ejerce el niño Chito su reino del mentir por placer y justamente, con una mentira, que esta vez no le costará ningún rebencazo, salva de la tortura y posible muerte a su padre, que tiene por costumbre castigarle salvajemente porque no entiende que las mentiras de su hijo son un mecanismo de defensa que no le hacen daño a nadie. Pero también libró Chito a su hermana Teresa de una segura violación sexual de parte de la patrulla yanqui.