Según Stephen King
Fragmento
Existe un muso (*), pero no espere que él baje revoloteando y esparza polvos
mágicos creativos sobre su máquina de escribir o computador. Él vive en el
subsuelo. Es un habitante del sótano. Tendrá que bajar a su nivel y, cuando lo
haya hecho, amueblarle el piso. Digamos que le toca a usted sudar la gota
gorda, mientras el muso se queda sentado, fuma sus cigarros, admira los
trofeos que ha ganado en la bolera y finge ignorarle. ¿Le parece justo? Pues a
mí sí. No digo que el muso sea guapo, ni muy hablador (yo lo máximo que
consigo arrancarle son gruñidos de mal humor, a menos que esté de servicio)
pero es dueño de la inspiración. Es justo que usted haga todo el trabajo y se
queme los sesos, porque el del puro y las alitas tiene un saco lleno de magia.
Y lo que contiene el saco puede cambiarle la vida.
(*) Tradicionalmente, las musas eran mujeres, pero el mío es hombre. Tendrá
que acostumbrarse.
Fragmento del libro
On Writing: A Memoir of the Craft (Mientras escribo: Memorias de un
oficio), por Stephen King.
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