DE FUNERALES
Julio Torri
Hoy asistí al entierro de un amigo mío. Me divertí poco, pues el panegirista estuvo muy torpe. Hasta parecía emocionado. Es inquietante el rumbo que lleva la oratoria fúnebre. En nuestros días se adereza un panegírico con lugares comunes sobre la muerte y ¡cosa increíble y absurda! con alabanzas para el difunto. El orador es casi siempre el mejor amigo del muerto, es decir, un sujeto compungido y tembloroso que nos mueve a risa con sus expresiones sinceras y sus afectos incomprensibles. Lo menos importante en un funeral es el pobre hombre que va en el ataúd. Y mientras las gentes no acepten estas ideas, continuaremos yendo a los entierros con tan pocas probabilidades de divertirnos como a un teatro.
Julio Torri Maynes (Saltillo, Coahuila, 27 de junio de 1889 - Ciudad de México, 11 de mayo de 1970) fue un escritor, maestro y abogado mexicano, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. (Biografía completa en Wikipedia)
Julio Torri: Biografía breve
ALAS
Enrique Anderson Imbert
Yo ejercía entonces la medicina en Humahuaca. Un tarde me trajeron un niño descalabrado; se había caído por el precipicio de un cerro. Cuando para revisarlo le quité el poncho vi dos alas. Las examiné: estaban sanas. Apenas el niño pudo hablar le pregunté:
-¿Por qué no volaste, m’hijo, al sentirte caer?
-¿Volar? -me dijo- ¿Volar, para que la gente se ría de mí?
Enrique Anderson Imbert (Córdoba, 12 de febrero de 1910 - Buenos Aires, 6 de diciembre de 2000) fue un escritor, ensayista, crítico literario y profesor universitario argentino. (Biografía completa en Wikipedia)
Anderson Imbert: Biografía breve
The Harvard Gazzette: Enrique Anderson-Imbert
Anderson Imbert, en EcuRed
DOBLE PERSONALIDAD
Virgilio Díaz Grullón
Cuando el siquiatra le explicó que sufría de un desdoblamiento de la personalidad, rechazó completamente tan absurda idea. Pero, ya de regreso a su casa, comenzó a tener experiencias extrañas. Dos personas conocidas le saludaron con un nombre que no era el de él y otras dos, desconocidas, le dirigieron al cruzarse en su camino torvas miradas de rencor. Al llegar a su casa trató de abrir la puerta y la cerradura no respondió al estímulo de su llave. Oprimió entonces el timbre y, al entreabrirse la puerta, vio asomarse el rostro de su madre con una mirada de desconfianza y de tan absoluto desconocimiento que lo dejó paralizado. Convencido ya de que no era él mismo, retornó corriendo al consultorio del siquiatra para reclamarle la devolución de su otra personalidad. Pero fue inútil su esfuerzo, porque este tampoco lo reconoció y lo envió directamente al manicomio con una pareja de policías.
Virgilio Díaz Grullón (Santiago de los Caballeros, 1 de mayo de 1924 - Santo Domingo, 18 de julio de 2001) fue un escritor, poeta . (Biografía completa en Wikipedia)
Biografía de Virgilio Díaz Grullón en Literatura-us
Virgilio Díaz Grullón, en EcuRed
A LA SALIDA DEL INFIERNO
Marco Denevi
-Dante: Adiós, dulce maestro.
-Virgilio: ¡Cómo! ¿Y el Purgatorio? ¿Y el Paraíso?
-Dante: ¡Para qué! Quien conoció el Infierno ya no tiene ningún interés en el Purgatorio. Y respecto al Paraíso, sabe que es la ausencia de infierno.
Marcos Héctor Denevi, conocido como Marco Denevi (Sáenz Peña, Buenos Aires, 12 de mayo de 1922 - Buenos Aires, 12 de diciembre de 1998) fue un escritor y dramaturgo argentino. (Biografía completa en Wikipedia)
Denevi: Biografía breve
DESESPEREZA
Fernando Pessoa
Es inútil prolongar la conversación de todo este silencio… Yaces sentado, fumando, en el rincón del gran sofá. Yazgo sentado, fumando, en el sofá de asiento hondo. Entre nosotros no hubo, va a hacer una hora, sino las miradas de una única voluntad de decir. Apenas renovábamos los cigarrillos —el nuevo en el ocaso del viejo— y continuábamos la silenciosa conversación, interrumpida solo por el mirado deseo de hablar…
Sí, es inútil, pero todo, hasta la vida al aire libre, es igualmente inútil. Hay cosas que son difíciles de decir… Este problema, por ejemplo, de cuál de nosotros le gusta a ella, ¿cómo podemos llegar a discutir eso? De ella ni hablar, ¿no es verdad? ¡Y sobre todo no ser el primero en pensar en hablar de ella! Hablar sobre ella al impasible otro y amigo… Ha caído la ceniza de tu cigarrillo en tu chaquetón negro —iba a advertirte, pero para eso era necesario hablar…
Nos entremiramos de nuevo, como transeúntes cruzados. Y el pecado mutuo que no cometemos asomó a la vez al fondo de las dos miradas. De repente, te desesperezas, te semilevantas. Evitas el hablar. “¡Me voy a tumbar!”, dijiste, solo porque lo dijiste. Y todo esto, tan psicológico, tan involuntario, por causa de una empleada de oficina agradable y solemne.
Fernando Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888-ibídem, 30 de noviembre de 1935) fue un escritor portugués, especialmente reconocido por sus heterónimos: Alberto Caeiro, Alexander Search, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis. Su extensa obra se vio quebrada con su prematura muerte a los 47 años de edad. (Biografía completa en Wikipedia)
Pessoa: Biografía breve
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