Publicado el 17 junio de 2025, por Ingrid Mosquera Gende
en
The Conversation
Parece complicado combatir las noticias falsas en redes sociales cuando
nuestros sesgos personales nos incitan a creerlas, cuando los algoritmos nos
ponen delante justo aquello que queremos escuchar y cuando nuestros
influencers de cabecera nos lo cuentan de manera sugerente y con gran
seguridad.
¿Qué podemos hacer como usuarios de redes para poder tener un ojo más crítico?
¿Cómo se puede contribuir desde los centros educativos a formar ciudadanos más
concienciados en este sentido? ¿Cómo deben actuar medios y divulgadores para
frenar las noticias falsas?
Aunque se suele señalar a la juventud como uno de los colectivos más
vulnerables a la hora de creerse las noticias falsas, ningún sector de la
población está libre de caer en las garras del populismo. Ni siquiera los
propios estudiantes de Comunicación, según reveló un reciente estudio. Hasta
los docentes, como apunta una encuesta informal en la red social X, son
víctimas de la desinformación. Nadie está a salvo de creerse una noticia
falsa.
Las tres preguntas clave
Antes de darle al botón de compartir, llevarnos las manos a la cabeza o pensar
para nuestros adentros “Lo que me temía”, hagámonos estas tres preguntas
básicas:
1. ¿Quién está difundiendo la noticia? Debemos intentar acceder a la fuente y,
como recomendación, sería mejor no hacerlo a través del enlace de la propia
publicación, sino a través de la página del medio. También hay que tener mucho
cuidado con los enlaces de las noticias falsas, que pueden conllevar otro tipo
de peligros.
2. ¿Se puede encontrar en otros medios? Si es una noticia importante, no
aparecerá únicamente en un medio de publicación. Recurrir a fuentes
alternativas es uno de los métodos preferidos por gran parte de las personas
que desean comprobar la veracidad de una información. Podemos rastrearla en
Google o en otros buscadores. No basta con indagar en la misma red social o en
otras redes sociales, sino en otros medios, bien sean digitales o analógicos.
3. ¿De cuándo es la publicación? En ocasiones, cuando sale una noticia sobre
un tema de moda, de actualidad o de interés, hay personas o medios que
aprovechan ese tirón para incluir noticias pasadas, de meses o años
anteriores, para volver a ponerlas sobre la mesa. Este también es un modo de
desinformar: se nos hace creer que acaba de suceder algo, cuando realmente
puede haber ocurrido hace años. Hay que buscar la fecha en la publicación. La
noticia puede ser verdadera o falsa, pero puede haberse relanzado en un
momento determinado para desviar el foco de atención o desdibujar la
actualidad.
Cuatro preguntas complementarias
1. ¿Se incluye una foto o imagen extraña? Algunas noticias en redes sociales
se acompañan de imágenes creadas por inteligencia artificial. La primera
recomendación puede ser que nos dejemos guiar por nuestro instinto. Hay
imágenes tan inverosímiles y chocantes que de entrada nos llaman mucho la
atención y quizás, ya por eso, debamos de poner la información en cuarentena y
seguir investigando. En todo caso, como con las propias noticias, debemos ser
igual de críticos a la hora de filtrar imágenes, audios y vídeos, que también
pueden estar creados por IA.
2. ¿Su titular es tendencioso? Analicemos si se trata de un titular objetivo o
si únicamente busca llamar la atención. Nunca debemos quedarnos con los
titulares, siempre debemos ir un paso más allá.
3. ¿Es una noticia con la que estamos de acuerdo? Las redes sociales están
regidas por algoritmos y repletas de bots que propician que veamos lo que
queremos ver. Las redes tienden a darnos la razón. Y que nos den la razón no
implica que la tengamos o que lo que leemos sea verdad, únicamente implica que
el algoritmo nos presenta aquello que puede atraer nuestra atención, y no por
ello tiene que ser una noticia real.
4. ¿Es una información sobre un tema complejo que comprendemos sin problema?
Tendemos a creer aquello que entendemos. O todo lo contrario, cuando nos
encontramos una noticia o una información que emplea términos científicos
complicados, nos inclinamos a pensar que tiene que ser cierto, porque se
encuentra respaldada por una universidad o por un supuesto especialista. No
nos fiemos de que esa información sea cierta, de que ese centro o institución
exista o que ese especialista sea tal. Tanto la “sobresimplificación” como la
“sobretecnificación” son estrategias muy útiles para hacernos creer que lo que
tenemos delante es cierto.
Y si no es suficiente
Si a pesar de todo ello nos quedan dudas, se puede comentar la noticia en el
aula o en casa: debatir y reflexionar sobre un tema ayuda a discernir su
veracidad. Antes de propagar una noticia que puede herir o perjudicar a
terceros o contribuir a la desinformación, pensémoslo siempre dos veces. Los
usuarios somos la segunda barrera frente a la propagación de bulos. La
primera, por supuesto, son las personas o medios que crean y comparten las
noticias en primer lugar.
Tampoco debemos olvidar que las redes también pueden ser un instrumento muy
útil a la hora de desmentir noticias falsas. En este sentido, páginas como
Maldita.es no solo contribuyen a desmentir bulos, sino que ofrecen recursos
muy útiles para el aula. Igualmente, escuchar pódcast con debates sobre el
tema, así como participar o asistir a espacios relacionados con la vertiente
ética de la divulgación, podrán contribuir a hacernos reflexionar y ser más
conscientes de todos los aspectos que debemos sopesar al enfrentarnos a una
noticia en redes.
Enlace a la fuente de este artículo:
The Conversation
OTROS ENLACES:
Los mayores de 50 (y no los jóvenes) son quienes más noticias falsas
comparten. Publicado: 21 agosto 2020
Cómo enseñar ‘ignorancia crítica’ y ‘humildad epistémica’, las armas contra la
desinformación. Publicado: 22 abril 2024
La
neurociencia de la desinformación. Publicado: 23 abril 2025
No vale con verlo en internet: hay que conocer las fuentes. Publicado: 23
agosto 2023
Cómo enseñamos a detectar información falsa. Publicado: 19 mayo 2025
No hay comentarios.:
Publicar un comentario