domingo, 15 de enero de 2023

SOLITO


Las memorias de Javier Zamora

Javier, un niño de nueve años, nacido en 1990 en la Herradura, El Salvador, en 1999 fue puesto al cuidado de un coyote, don Dago, quien tenía por misión llevarlo a los Estados Unidos donde se reuniría con sus progenitores, el padre que había emigrado cuando el niño tenía un año de edad, y la madre Pati, que había cruzado la frontera México-Estados Unidos, cuando el niño tenía cuatro años. 

Este viaje, que según don Dago el coyote llevaría a lo sumo dos semanas, terminó extendiéndose por más de dos meses, en una azarosa, ardua, tortuosa, solitaria, brutal y aterradora travesía de más de tres mil millas que lo llevó a través de Guatemala, en una peligrosa y espantosa carrera en bote por el Océano Pacífico hasta México, y a través de México al desierto de Sonora, donde tuvo que caminar largo y tendido bajo temperaturas extremas de calor durante el día y de frío durante la noche, caminatas que hubo de realizar en tres ocasiones pues fue aprehendido dos veces por la Migra y devuelto con su grupo a México. La segunda vez, el ranchero estadounidense que los sorprendió tomando agua de una manguera y los entregó a la Migra, les soltó dos perros pastor alemán y los encañonó con una escopeta.

En México fue abandonado por el coyote don Dago; subsecuentemente fue abandonado en el desierto de Sonora —a él y a los otros cuatro que conformaban el grupo de los seis— por Marcelo, a quien don Chepe, el abuelo, había encomendado para que asistiera al niño, y al final fue abandonado por todos los "polleros" y "coyotes" que estaban supuesto a cruzarlos a La USA, como decía Javier, excepto los últimos dos, que estaban obligados a cruzarlo para poder cobrar. 

Pero dentro de todas sus penurias, Javier tuvo la inmensa dicha de encontrar entre sus compañeros de infortunio a tres personas en extremo bondadosas y caritativas que se convirtieron en sus protectores y lo trataron como familia: Patricia y su hija Carla, de doce años, y el Chino —amigo de Patricia—, quien no vaciló en cargarlo repetidamente a sus espaldas por largos trechos en el desierto cuando estaba cansado de caminar y no podía avanzar. Dentro de todo lo sombrío, brutal, traumatizante e inhumano que narra la historia, esos tres encarnan lo mejor del ser humano, y a ellos debe Javier su vida. Hay otros puntos brillantes, como el albergue en Nogales, México, para personas deportadas.

Durante siete semanas (del 20 de abril de 1999 al 10 de junio de 1999), nadie en la familia supo de la suerte de Javier.

“Solito” narra esa conmovedora y fascinante historia. 

Escrito con prosa ágil, altamente expresiva y certera, “Solito” ha sido uno de los libros más absorbentes que he leído últimamente.

Obviamente, Javier se reunió eventualmente con su familia. El emotivo encuentro y otros detalles los dejo para que los descubra al leer la obra, la cual recomiendo y le doy (5/5).

Por último, debo añadir que Javier Zamora ha estudiado en algunas de las mejores universidades de los Estados Unidos: Bransom School, Stanford University, Universidad de California at Berkeley, New York University y Harvard. Y es hoy un destacado poeta y activista. Su primer libro de poemas es “No acompañado” (Unaccompanied), en el que trata sobre su experiencia migratoria.

“Solito” está disponible en inglés y en español, traducido por José García Escobar.

Comentario, sinopsis, de Isaias Ferreira Medina

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