viernes, 9 de junio de 2023

W. SOMERSET MAUGHAM (1874-1965): “ESCRIBIR, SENCILLAMENTE, ES TAN DIFÍCIL COMO SER BUENO”

Por José Emilio Pacheco

William Somerset Maugham (París, 25 de enero de 1874-Niza, 16 de diciembre de 1965) fue un escritor británico, autor de novelas, ensayos, cuentos y obras de teatro. Durante la década de 1930 fue considerado el escritor más popular y mejor pagado del mundo. A lo largo de 60 años escribió más de 100 relatos y 21 novelas, además de gran número de piezas teatrales, biografías, libros de viajes y ensayos.

En la última foto que se dejó tomar, nos sigue contemplando desde arriba. Nada pudo la senectud contra la arrogancia, la empecinada fe en sí mismo. La cabeza emerge, como la de una cobra que abandona el canasto, de una bata hecha con piel de leopardo. El rostro ya no tiene sexo ni edad. Se ha mineralizado, congelado en el gesto que empleó para observarnos el narrador-entomólogo ante quien los humanos sólo fuimos posibles materiales de trabajo, piezas de ajedrez próximas a convertirse, negro sobre blanco, en palabras, en papel, en relatos.

Lo asombroso de la fotografía es que hay vida en esa petrificación. Está vivo el hombre que se despojó de su experiencia a fin de que otros enriquecieran la suya. Vivo como las moscas atrapadas a quienes la araña ha ido sorbiendo inflexiblemente todos los líquidos vitales. Para él la tela fue el lenguaje; la araña, su oficio de narrar.

Ya se había confinado en la casa que adquirió hacia 1928 en Saint-Jean Cape Ferrat. Ya había escrito que sus ambiciones estaban colmadas. “No luché con nadie, no porque crea que nadie es digno de mi lucha sino porque dije lo que tenía que decir y me alegra pensar que otros ocupen mi sitio en el mundo de las letras. Hice cuanto quería hacer y ahora me hundo en el silencio... Cuando por fin aparezca mi obituario en «The Times» y alguien diga: ‘Cómo, ¿qué no estaba muerto desde hace muchos años?’, mi fantasma se reirá silenciosamente”.

En su oficio nadie se retira. La voz de ultratumba resonó varias veces todavía. En una de ellas para desafiar a los “Jóvenes Coléricos” de los cincuentas (quienes, como alguien ha dicho, ahora ya están coléricos con los jóvenes) e insultarlos, en la persona de Kingsley Amis, por ser el “proletariado de cuello blanco” al que acaba de darse la oportunidad universitaria. Los llamó la “escoria” que arrasaría con las buenas maneras y el “juego limpio” de la decencia británica. “Me considero afortunado de no vivir para ver eso”.

 ¿Explicará ese ataque célebre («Sunday Times», diciembre 25 de 1955) que, al cumplirse el 26 de enero el centenario de su nacimiento en París, no haya habido para Williams Somerset Maughan sino desprecio y burlas? Dice por ejemplo Ronald Bryden: “¿Qué tan en serio podemos tomarlo? ¿Lo más que se puede decir de él es que resulta representativo?... ¿Es todavía legible?”

Pero Maughan fue por espacio de casi medio siglo el más popular de los novelistas de lengua inglesa. En México, y en todas partes, nadie, de clase media en adelante, dejó de leer «Servidumbre humana», «La luna y seis peniques», «El filo de la navaja» o cuando menos vio la película. Quizá su estilo y punto de vista fueron expropiados y triturados por autores ávidos de convertirse en best-sellers, sin el talento y el saber de Maugham.

Maugham, asimismo, fue uno de los contados novelistas que lograron hacer una carrera como autores teatrales (o uno de los contados autores teatrales que lograron hacer una carrera como novelistas). El redactor de esta nota confiesa humildemente su desconocimiento de piezas como «The Circle», «East of Suez», «The Letter»; así como de las novelas que otros consideran mejores «Liza Lambeth» (1897), «Cakes and Ale» (1930).

Sus cuentos, reunidos en la edición definitiva con el título «The World Over» (1951), merecieron el elogio de Cyril Connolly que en 1938 vio en Maugham “the greatest living short-story writer”. Muchos de ellos, como el famoso «Lluvia», son verdaderas obras maestras en un campo que hoy no está de moda: el relato directo y bien narrado, en la forma más precisa y económica. (“Escribir, sencillamente” dijo Maugham, “es tan difícil como ser bueno”.)

El prestigio que le negamos al William Somerset Maugham, narrador y dramaturgo, lo merece ampliamente el autobiógrafo: «The Summing Up» (Recapitulación, 1938) у «A Writer’s Notebook» (Carnet de un escritor, 1949). El de estos libros es un Maugham que, como el Oscar Wilde leído por Borges, “puede prescindir de la aprobación de la crítica y aun, a veces, de la aprobación del lector, pues el agrado que nos proporciona su trato es irresistible y constante”. ~
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Procedente de «Diorama de la Cultura», suplemento de «Excélsior», 3 de febrero de 1974, p. 16.
D. R. ©️ Herederos de José Emilio Pacheco. 
En la foto: Somerset Maugham con su perro en febrero de 1954.

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