viernes, 8 de febrero de 2019

CARLOS ESTEBAN DEIVE. PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 2001 (1935-2019)


NOTA añadida el 27 de diciembre de 2019: El Sr. Carlos Esteban Deive falleció en Santo Domingo de un infarto el 24 de diciembre de 2019.

Simón ya no pudo contenerse más. ¿Cómo luchar contra esa mujer que lo exasperaba de tal modo que perdía los estribos? ¡Era tan hermosa! Había que conseguirla a cualquier precio, como fuese, humillándose, cayendo de rodillas, suplicándole.

-¿Te das cuenta de lo que estás rechazando? ¿Qué tienen los otros que yo no tenga? ¿Dinero? ¡Soy rico! ¡Más rico que nadie en Magdala! ¡Te colmaré de oro, de joyas, de vestidos! ¡Una sola caricia tuya, una palabra nada más y te convertirás en la mujer más envidiada de Galilea! ¡Vivirás feliz y mimada! ¡Acéptame! ¡Sólo por una vez! ¡Un minuto! ¡Un minuto únicamente! ¡Es todo lo que te pido!

Hablaba atropelladamente, confuso, sudoroso, con las manos tendidas e implorantes y las venas de las sienes hinchadas y latiendo vigorosamente, como si quisieran romper la piel. No tenía ya nada que ocultar ni disimular; consumido, babeante, con los ojos desencajados, parecía un esclavo sentenciado a muerte arrastrándose a los pies de su amo para implorar clemencia. Había llegado al límite de su resistencia y su raciocinio y ahora se asustaba de esa pasión que no pudo sujetar y que lo precipitaba al abismo de su demencia carnal. Era como si un demonio hubiera surgido de lo más profundo de sus sentidos para fustigar su delirio, para empujar esa caída fatal que habría de sepultarlo para siempre en el oprobio y el escarnio.

Le dolía el estómago; sintió náuseas y quiso vomitar, pero se contuvo. A pesar de sentirse tan mal barruntaba la necesidad de liberarse de ese lastre que habría de aliviarlo.

Se quitó de los dedos todas las joyas y se las ofreció a Magdalena.

-¡Tómalas! Son tuyas: ya ves que soy generoso.

Magdalena contempló las alhajas extendidas en la mano del fariseo. ¡Cómo brillaban! Las había de todas formas y colores: sortijas, anillos, esmeraldas, topacios… El sol reflejaba en ellas diminutos arco-iris. “Deben valer mucho”, pensó. “Una fortuna”. La tentación era demasiado fuerte. Su voluntad retrocedió, deslumbrada, aturdida por esa riqueza que se le ofrecía. ¿Y si cedía? ¿Cumpliría el fariseo lo que acababa de decirle? Estaba harta de todo, de tanta lucha y miseria, de tantos hombres y burlas y desprecios. Si se rendía a Simón el desprecio seguiría siendo el mismo, acaso más fuerte, pero ya no sería esa mujer pobre y solitaria, sino la protegida de un hombre acaudalado. Además, contaba su madre: su actitud intransigente la perjudicaba. ¡Era ya tan anciana que bien se merecía una muerte más cómoda! Soportar las caricias de Simón resultaba fácil; bastaba con cerrar los ojos y pensar en otra cosa, como hacía con muchos; todo lo más, simular un ardor, un quejido que lo contentase.

Se llevó las manos a los ojos y los restregó como queriendo de un mal sueño. ¿Qué era lo que estaba pensando? ¡No! ¡Jamás! ¡No aceptaría! ¡Ni por todas las piedras preciosas del mundo se entregaría al fariseo! Su única respuesta al desprecio ajeno, al prójimo que la apedreaba, era ese acuerdo consigo misma, su voluntad, la satisfacción de poder rechazar las procaces insinuaciones de los hombres como Simón. Si faltaba a ese pacto, ¿qué invocaría a su favor? ¿Cómo justificarse?

Batió su mano contra la mano que sostenía las joyas.

-¡Yo no me vendo a los bichos de tu especie!

Simón bramó despechado, herido en lo más recóndito de su orgullo.

-¡Desgraciada! ¡Maldita prostituta!

Y arrebatado, enloquecido, golpeó hasta hacerse daño el cuerpo de Magdalena. Pegaba con fuerza, sañudamente; sus puños eran mazas que caían sobre la boca, el cuello, las espaldas, el vientre…
Cuando hubo terminado, cansado y jadeante, se alejó restregándose los nudillos adoloridos.

De bruces en la tierra, Magdalena, humillada y llena de sangre, queda esperando en vano la dádiva de un sollozo.

Carlos Esteban Deive. Magdalena. Editorial Santuario, Santo Domingo, 2010. Primera edición. Págs. 51, 52 y 53.


Selección del escritor Carlos Reyes quien se propuso (y lo cumplió en su página de Facebook) "la publicación de un texto de todos los escritores dominicanos que han obtenido el Premio Nacional de Literatura desde 1990 hasta 2018". Agradecemos que nos haya permitido su publicación en Cauce de Letras.



DATOS BIOGRÁFICOS DE CARLOS ESTEBAN DEIVE

Carlos Esteban Deive (Sarria, Lugo, 26 de diciembre de 1935) es un escritor de religión judía, narrador y dramaturgo hispano-dominicano.

Aunque nació en España toda su actividad profesional la ha desarrollado en la República Dominicana. Doctor en Filosofía e Historia de América. Ha cultivado la literatura, la antropología social y la historia. Ha sido decano de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y es miembro de la Academia Dominicana de la Lengua. Entre sus obras se destacan la novela, Las devastaciones, galardonada con el premio Siboney de literatura; La esclavitud del negro en Santo Domingo, Heterodoxia e Inquisición en Santo Domingo, entre otras. Obtuvo el Premio Nacional de Historia por su obra Vudú y magia en Santo Domingo. En el 2014 el historiador comentó sobre su identidad nacional de esta forma: “Aunque nació en España, este doctor en Filosofía e Historia de América, ha desarrollado toda su actividad profesional en la República Dominicana”. (Wikipedia)

Biografía de Carlos Esteban Deive

ENTREVISTA

Entrevista a Carlos Esteban Deive, 2010

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