lunes, 3 de febrero de 2020

POR LEÓN DAVID

Una anécdota autobiográfica de Carlos Reyes

En 1996 me escapaba del trabajo para ir a una biblioteca pública a leer a León David (recién galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2020). Trabajaba en La Tertulia desde 1993, situada en la calle Máximo Cabral de Mao. En la calle paralela, la Duarte, estaba ubicada la biblioteca de la Asociación Noroestana de Ahorros y Préstamos (la Noroestana), la cual visitaba desde que cursaba quinto y sexto de primaria (desde 1986). En ese año de 1996, especialmente, padecí una sed extraordinaria de libros y todo lo que implicara letras. En la biblioteca de marras leía una serie de textos con pasión creciente. De repente, cualquier día de la semana en La Tertulia, me encontraba en franca vigilancia de mi jefe (Yuyo) para aprovechar un descuido suyo y fugarme a leer. Siempre me salía con la mía. Pero al volver de la biblioteca casi dos horas después, de leer el libro de sonetos “Compañera” (Editora Alfa y Omega, 1980) de León David, y también la “Antología Poética Dominicana” que abarcaba desde Sor Leonor de Ovando (¡Albricias!) hasta la Generación del 80, me acomodaba secretamente detrás de un árbol junto a una pared hasta ver acercarse a mi jefe en dirección hacia mí, como un robot, muy serio, con expresión de policía que contiene alguna rabia, y espetarme ya a un metro: “¿Y para dónde tú andabas?”. Nunca le decía. No me convenía. Él protestaba y yo callaba. Al otro día volvía a escaparme, para leer a León David. Recuerdo que en la biblioteca, mientras leía los sonetos de Sor Leonor de Ovando o “La barcarola” de Federico Henríquez y Carvajal, sentía una rara tristeza conjugada con alegría: la dicha de leer eso que tanto me gustaba al borde de la necesidad de tener que volver al trabajo. La mayor parte de la semana, en aquel trabajo, me escondía (de mi jefe y compañeros odiosos de la lectura) en un callejón a leer (en los periódicos dominicanos Hoy, El Siglo, El Nacional, Listín Diario, Última Hora, El Caribe, La Nación, etc.) a Enriquillo Sánchez, Bruno Rosario Candelier, Andrés L. Mateo, Pedro Peix, Rafael Núñez Grassals, Federico Henríquez Gratereaux, Eduardo Jorge Prats, Germán Emilio Ornes Coiscou, Rafael González Tirado, Tulio Navarrete, Emilio Herasme Peña, Ligia Minaya, Frank Núñez, Emilia Pereyra, Diógenes Céspedes, Bonaparte Gautreaux Piñeyro, Árvaro Arvelo hijo, José Rafael Sosa, Marianne de Tolentino, Ivelisse Prats de Pérez y otra larga lista de intelectuales que ahora no puedo recordar mientras escribo de memoria. De León David leí también muchos textos de prensa, siempre en la órbita del didactismo filosófico, moral o estético. En los primeros años de la década del 2000, al trabajar en la biblioteca Ángela Guzmán del CURNO-UASD, tuve contacto con sus libros poéticos “Poemas del hombre anodino” (1984), “Intento de bandera” (1991), “Guirnalda” (1993), “Poemas del hombre nuevo” (1986), etc. En los años siguientes encontraría mucho más de su obra general. Por León David mi año 1996 fue una experiencia de fugas y reprimendas (boches).

Carlos Reyes. 1-2-2020. 3:00 a.m. Salamanca.
Dedicado a Isaías Ferreira Medina


NOTA BIOGRÁFICA DE CARLOS REYES

Carlos Reyes es muy joven (2015) aún en el difícil oficio de la alta cultura, que no es un juego sino un cultivo mayor, un riesgo y una delicada fruición intelectual y espiritual. Todo el que expone se expone. El ha aceptado el reto que le depara este devenir poblado de mucha poesía falsa y poca verdadera. Hay que seguirlo, ver el efecto de las musas sobre sus sentimientos y su diario vivir.

A su edad de poeta, (la biológica no viene al caso ahora), es una esperanza de buen cultivo y mayores sorpresas aún. Tiene talento y el don necesario para continuar su trabajo creativo. Es como un vino que el universo pone a añejar.

Nació en Moca en 1976 y ha vivido en Mao, Valverde, gran parte de su vida. Es licenciado en Bioanálisis de la UASD, graduado en 2006. Concluyó recientemente la carrera de Licenciatura en Educación mención Filosofía y Letras en la misma universidad. Publicó en 2002 el poemario “Saudade” y en 2008 “Juego de espantos”. En 2009 publicó el titulado “Mitologías”, también en ese mismo año publicó “Letras del sol”, una antología de escritores de la Línea Noroeste. Ha sido incluido, con poemas o artículos, en revistas locales y de circulación nacional (como Valverde por Dentro, Vetas, CILIYA y País Cultural) y en los libros antológicos "Voces del Valle" de Ibeth Guzmán, Taty Hernández y Noé Zayas y en "Material Inflamable" de Luis Reynaldo Pérez. También han publicado trabajos de su autoría en la revista latinoamericana de poesía La Raíz Invertida, en su formato digital. Carlos Reyes es, además, bibliotecario y posee un récord Guinness de Lectura en voz alta. Es modesto y poco dado a conversaciones inútiles. (Notas bibliográficas tomadas de una entrevista hecha a Carlos por Daniela De La Cruz Gómez en
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