Por Richard Blanco
Cuando ocurrió el tiroteo en El Paso, Texas, un poeta hispano destacado reflexionó sobre lo sucedido.
Richard Blanco, poeta inaugural del presidente Barack Obama, escribió este poema para USA TODAY. Esta obra refleja su visión de cómo se sienten los latinos en Estados Unidos tras el tiroteo del 3 de agosto de 2019 en El Paso y aspira a "celebrar nuestras increíbles contribuciones ... como un antídoto al miedo y al aislamiento que sentimos actualmente y contra los cuales estamos luchando". Este es su poema:
O say, can you see, ¿puedes vernos a la luz del amanecer de nuestros antepasados, que todavía respiran en las ciudades que forjamos con el aliento de nuestra voluntad, polvorientos, empapados en la lluvia de nuestro sudor, bautizados por la fe que fulgura en los ojos soñadores de nuestros santos: San Francisco, San Antonio, San Diego?
O say, ¿cuándo será suficiente tu fe en nosotros para que descubras el fulgor de nuestros ojos en los tuyos? ¿Cuándo nos verás como todo un uno en este país que es uno y que todos saludamos con orgullo? ¿Y cuándo derribarás las murallas que nos separan de ti, en vez de levantar nuevos muros?
O say, ¿cuándo nos creerás, al jurar con la mano sobre el corazón, que tenemos una fe inquebrantable en esas franjas y estrellas que ondean radiantes bajo un mismo cielo por sobre nuestras mismas escuelas, iglesias y campos de béisbol?
O say, ¿cuándo dejarás de traducirnos, de ponernos en cursiva en las tierras y montañas que arraigaron y nombraron nuestras vidas: la Sierra Nevada, la Florida, Montana, Sangre de Cristo, Tejas, Nuevo México?
¿Cuándo reconocerás las palabras compartidas de nuestra historia compartida: es decir, rodeo y bronco; es decir, patio y plaza; es decir, bonanza y cañón? ¿Cuándo escucharás el galante fluir de nuestros ríos en español: el río Colorado, el río Los Ángeles, el río Grande?
¿Cuándo dejarás de ahogarnos, de traficarnos en camiones cual ganado; de acorralarnos en callejones tras cocinas y en cuartos de mohosos moteles; de cicatrizar con estrías el rostro de nuestros hijos a la sombra de los barrotes; de marcarnos la piel con hierro candente cual violadores y asesinos que te acechasen? ¿Cuándo nuestra dura labor como inmigrantes y nuestros sueños de lucha dejarán de ser tus estratagemas de lucro? ¿Cuándo nos valorarás como aliados?
No viviremos esta digna vida sumidos en el miedo y la vergüenza.
O say—míranos: somos la determinación de estas manos curtidas al cosechar lechuga, y los firmes apretones de mano de nuestros alcaldes al otorgar las llaves de sus ciudades; somos el picar de cebollas en silencio que no escuchas cuando cenas, y ese silencio en los ojos de los astronautas al contemplar con reverencia una Tierra sin naciones.
O say—escúchanos: somos los tijeretazos de los jardineros al recortar tus setos, y el vibrar de nuestras maracas en la radio; somos las voces amables de los choferes de autobús que te desean los buenos días, y las voces de los cantantes que te incitan a bailar y habitar tu cuerpo; somos el remachar del acero al armar carros nuevos, y el pulso rítmico de los versos de nuestros poetas.
O say—siéntenos: somos la fortaleza de las niñeras que empujan cochecitos de niños cuesta arriba en los parques, y la musculatura de los bateadores que lanzan un jonrón más allá de los muros del estadio; somos el orgullo de una cama de hotel bien tendida con sábanas de satén y el de los graduados en togas de satén.
O say, entonces, ¿por qué estallan todavía los insultos como bombas en el aire viciado en nuestra contra? ¿Por qué la roja ira de tus ojos nos apunta como un cohete en esta lucha innecesaria y peligrosa? O say, deja que exista prueba de que la bandera constelada de estrellas siga ondeando también para nosotros. Deja que la tierra de los libres nos cuente también entre los suyos. Deja que el hogar de los valientes siga siendo también el hogar de todos nosotros.
Traducción de Eduardo Aparicio
Richard Blanco es el quinto poeta inaugural presidencial en la historia de Estados Unidos—el más joven, el primer latino, inmigrante y gay en desempeñar ese papel. Nacido en Madrid de padres cubanos exiliados, la negociación de la identidad y del espacio cultural caracterizan su obra. Es autor de cinco colecciones de poesía, entre ellas, How to Love a Country (2019) que explora numerosas cuestiones sociopolíticas de nuestra nación, pasadas y presentes, en verso vigoroso pero accesible.
THE U.S. OF US
By Richard Blanco
O say, can you see us by the dawn of our ancestors’ light still breathing through the cities we forged from the wind of our wills, drenched in the rain of our dusty sweat, and christened for the faith gleaming in our saints’ starry eyes: San Francisco, San Antonio, San Diego?
O say, when will you have enough faith in us to meet the gleam of our eyes in your own, when will you see us as one in this one country we all so proudly hail, and tear down the ramparts that divide us from you, instead of raising new walls?
O say, when will you believe our hands across our hearts’ unwavering belief in those broad stripes and bright stars waving in the same sky above our same schools, churches, and baseball fields?
O say, when will you un-translate us, un-italicize us from the lands and mountains our lives rooted and named: la Sierra Nevada, la Florida, Montana, Sangre de Cristo, Tejas, Nuevo México?
When will you recognize the shared words of our shared history: say, rodeo and bronco; say, patio and plaza; say, bonanza and canyon; say that you hear our rivers gallantly streaming in Spanish: río Colorado, río Los Angeles, río Grande?
When will you stop drowning us, trafficking us like cattle in trucks, corralling us in kitchen alleys and musty motel rooms, scarring our children’s faces behind the striped shadows of iron bars, rebranding our skin as rapists and murderers lurking behind you? When will our immigrant toil and struggling dreams not be your ploy for profit? When will you praise us as assets and allies?
We will not live our worthy lives in fear and shame.
O say—look at us: we’re the determination in our dirt-creased hands harvesting lettuce, and the firm handshakes of our mayors bestowing keys to their cities; we’re the silent chopping of onions you don’t hear at your dinner table, and the silence in the eyes of astronauts awing a nationless Earth.
O say: then why the bombs of slurs still bursting in the toxic air against us? Why the rockets’ red glare of your eyes aimed at us in this needless, perilous fight? O say let there be proof that star-spangled banner still waves for us, too. Let the land of the free count us in, too. Let the home of the brave remain our home, too.
Richard Blanco is the fifth presidential inaugural poet in U.S. history — the youngest, first Latino, immigrant, and gay person to serve in such a role. Born in Madrid to Cuban exile parents, the negotiation of cultural identity and place characterize his work. He is the author of five poetry collections, including How to Love a Country (2019) which explores the many sociopolitical issues of our nation, past and present.
His work can be found at richard-blanco.com
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