Texto y foto: César Brea Tió
Nicanor Parra, poeta chileno hermano de Violeta Parra (“Gracias a la vida…que me ha dado tanto”) ganó en España en el 2011, el prestigioso Premio Cervantes que es algo así como el Nobel de la Literatura Hispánica. Nicanor Parra es el creador de lo que ha llamado la “Anti-poesía”. (¡Vaya usted a saber qué es eso!). Pero wikipedia lo explica como “una escritura festiva, burlona acerca del lenguaje, el objeto y el autor”, donde el tema se trata con desenfado, humor o ironía utilizando un lenguaje popular. Guardando la distancia (que es mucha), compuse esta anti-poesía (¿o será una décima?), más bien es una disparato-poesía, sin métrica ni lírica, sin musicalidad, rima ni nada. Es sencillamente la obsesión de alguien que lo único que aprendió en la vida fue a montar bicicleta.
Par de pedales, dos gomas, cuadro, sillín y timón,
una cadena engrasada… delicias del corazón.
Para volar bien bajito: cambios y frenos también,
cajas de bolas, piñones, los artilugios del bien.
Brisa en la cara de gratis, risa de loco al correr
¿quién te olvida bicicleta?… fuente de todo placer.
Manitas llenas de grasa, choques, caídas, estrallones,
pelaos, chichones, yaguazos… todo un coctel de emociones.
Pantalones de abundante sucio, tormento de lavanderas,
rostros y músculos tensos y el pelo en enredadera.
Pulmones acelerados y los ojos al acecho,
cabeza orgullosa erguida sobre los hombros y el pecho.
Las piernas bien entrenadas, fuerza, salud y juventud
¿Cómo olvidar a la bici?... novia de toda virtud.
Piruetas y soltadas de manos para cortejar las muchachas,
y en el hospital más cercano nos esperaban las gasas.
Carrera entre los amigos, mandados de la madre al mercado,
eras buena para todo, bicicleta sin pecado.
Cuando a nadie preocupaban Mercedes, Volvos ni Porsches
gozábamos Mountain Bike, de Raleigh o alguna Choppers.
Marcas eran de excelencias para correr a millón,
sin hacer caso a consejos ni a viejos en reflexión.
Tu recuerdo bicicleta, agiganta mi ilusión,
te comparo con los lujos y le llevas un montón.
¡Qué aburridas las jeepetas! y van tristes los de Hummers.
¡Pobrecitos los que guían los costosos Rangers Rovers!
Ridículos ostentan poder, sin tener gracia ni suerte,
dichosos fuimos nosotros, paseando felicidad,
sin cascos ni rodilleras en busca de libertad.
¡Oh divina bicicleta! máquina de perfección,
amor del alma, la mente y de todo el corazón.
Cuando el camino se achica y asoma la noche eterna
Borges soñó el paraíso cual biblioteca muy tierna.
Mi paraíso será otro: un cielo lleno de ruedas
de radiantes bicicletas, cielo alegre, mil timones,
timbres, focos, aros y placas,
sin cohetes, sin aviones.
Brujas volando en escobas, chocando ángeles alados,
diosas griegas como rayos que nos pasan justo al lado,
santos haciendo equilibrios y once mil vírgenes frenando,
demonios guiando triciclos y entre bondades vagando.
Te llevaré bicicleta a correr lunas y soles,
relámpagos, truenos, cometas, lluvias, tormentas y flores.
Con la cara muy sudada buscaremos las estrellas,
galaxias y nebulosas y todas las cosas bellas.
Persiguiendo la grandeza por toda la eternidad
pedalearemos felices más allá del más allá.
Al Buen Dios lo buscaremos entre las nubes y el viento
hasta encontrarnos gozosos muy cerquita de su aliento.
25 de abril de 2012
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