domingo, 25 de febrero de 2024

LA TRAMA

La trama es el conjunto de elementos narrativos 
de una obra literaria conectados entre sí. Estos elementos son: los personajes (y el motivo de sus acciones), el contexto, el narrador y la acción. Es decir, es la manera en que estos componentes se entrelazan. No confundir con el argumento, que es el resumen superficial de un libro. 

La trama es, quizá, la parte más complicada de preparar cuando se escribe ficción. Seguramente porque es una parte vital. Por eso, saber crear tramas eficaces es básico.

La trama es la forma en que se estructura la narración y consta de diversos elementos que deben encajar entre sí con la precisión de un engranaje.

Tal vez tú, como muchos de los alumnos de nuestros cursos de escritura, te hayas sentido abrumado por la compleja tarea de crear tus tramas.

En nuestros casi diez años de experiencia impartiendo talleres de escritura hemos visto que organizar bien la trama es la tarea pendiente de la mayoría de los escritores noveles. De hecho, la trama es uno de los elementos menos cuidados.

Los escritores noveles se ocupan en detalle de los personajes, de los diálogos o de las descripciones de ropas, casas y paisajes. Pero si no hay una buena trama que sostenga todo lo anterior, la narración (ya sea una novela, ya sea un relato) naufraga sin remedio.

Partes de la trama
Al crear tramas, lo primero que debes hacer es dividir tu historia en tres segmentos. Ya sabes, los clásicos planteamiento, nudo y desenlace.

Planteamiento: en él presentarás el «estado normal» de las cosas antes de la irrupción del conflicto.
Desarrollo: donde darás cuenta de la evolución del conflicto.
Desenlace: en él, el conflicto se supera y la situación vuelve a un punto de reposo.

Para lograr pasar de un segmento a otro de la trama de una manera suave, sin cortes abruptos, dispones de dos elementos: el elemento detonador y el clímax.

El elemento detonador aparece durante la primera parte de la trama, el planteamiento, y es la situación o acontecimiento que va a venir a alterar el equilibrio de las circunstancias, introduciendo el conflicto. De esta forma, el elemento detonador es la puerta de entrada hacia la parte del desarrollo.

Por ejemplo, en la historia de una administrativa de mediana edad, feliz con su trabajo estable, el elemento detonador será su despido.

Para crear tramas eficaces, el clímax se sitúa durante el desarrollo, la parte media de la historia. El clímax es el momento en que el protagonista supera el conflicto y lo soluciona o, al menos, toma la resolución de solventarlo. Así el clímax actúa como nexo entre desarrollo y desenlace.

En el ejemplo, el clímax sería el momento en el que la administrativa comprende que encontrar de nuevo trabajo como administrativa a su edad es demasiado difícil y decide convertir la decoración, que era su hobby, en su nuevo trabajo.

El conflicto
Nos hemos referido al conflicto un par de veces. Pero ¿qué es el conflicto?

El conflicto es el motor de cualquier historia. Es el obstáculo al que el protagonista debe enfrentarse o el objetivo que anhela alcanzar.

El conflicto a veces será una situación, a veces será una persona, a veces será algo dentro del propio protagonista, como una idea, un trauma, un vicio…

En su intento de superar el conflicto, el protagonista pondrá en juego una serie de fuerzas que serán las que hagan avanzar la acción hacia el momento culminante del clímax y de ahí al desenlace.

En nuestro ejemplo, el conflicto viene dado por la búsqueda de empleo de la administrativa de mediana edad.

Cronología y analepsis
Al crear tramas, deberás valorar en qué orden vas a presentar los acontecimientos de tu argumento.

Puede que desees hacerlo en un orden cronológico lineal, empezando tu historia por el principio y avanzando hacia el final.

O puede que consideres mejor empezar in media res, saltando luego atrás y adelante para introducir la información que la trama necesita para desarrollarse.

Esos saltos adelante y atrás que alteran el orden lógico del transcurrir del tiempo son los flashback (saltos hacia atrás) y las prolepsis (anticipan una escena posterior).

Tramas secundarias
Para crear tramas más complejas puedes recurrir al recurso de incluir tramas secundarias.

Son tramas con una estructura igual a la de la trama principal. Es decir, tienen planteamiento, desarrollo, desenlace, clímax y conflicto, pero se desarrollan en un tono menor y están subordinadas a la trama principal.

Son, como queda dicho, una manera de dar complejidad a la historia y de reforzar el sentido de la misma.

Por ejemplo, en nuestro ejemplo una trama secundaria podría ser el retorno a la universidad de la protagonista. Con esa trama se reforzaría el sentido de la historia de que las personas más mayores, a las que la sociedad suele dar de lado, son personas todavía útiles que pueden estar llenas de proyectos, de fuerzas y de ganas de seguir creciendo.

Escenas y capítulos
Toda trama se divide en escenas y capítulos.

Los capítulos son la subdivisión más común de una trama, pero esa subdivisión no puede hacerse de manera aleatoria.

Cada capítulo tiene que replicar la estructura de la trama general de planteamiento, desarrollo y desenlace.

En cada capítulo, además, presentarás un aspecto o faceta del conflicto a la que el protagonista deberá hacer frente.

En cuanto a las escenas, son unidades narrativas en las que ocurre algo específico.

Ese algo específico que sucede debe ser un hecho (o reflexión) que haga avanzar la acción. Si en una escena no ocurre nada relevante que impulse la acción hacia adelante, deberías eliminarla.

Hemos echado un vistazo somero a los diferentes elementos de una trama. Si quieres saber más sobre los diferentes elementos y recursos de los que dispones para escribir tu novela, únete hoy mismo a nuestra comunidad de escritores de Sinjania, Escuela de Escritura Creativa en línea

CONSEJOS PARA EMPEZAR A TRABAJAR EN LA TRAMA

En la mejor ficción narrativa, la trama no es una sucesión de sorpresas, sino una sucesión cada vez más emocionante de descubrimientos, o de momentos de comprensión.

Como apunta John Gardner, uno de los errores más habituales de los escritores noveles (de los que entienden que escribir novela es contar historias) es creer que la fuerza del relato radica en la información que se retiene, es decir, en que el escritor consiga tener al lector siempre en sus manos, para descargar sobre él el golpe definitivo cuando menos se lo espera. Por el contrario, una buena trama es aquella en que el autor trata al lector de igual a igual.

Para ello se necesita crear una urdimbre robusta desde el principio y que el escritor tenga claro desde un primer momento aquello tan conocido de planteamiento, desarrollo, nudo y desenlace.

Sin embargo, es muy común que el escritor se lance a escribir una historia de la que no tiene muy claro el final, y aunque la espontaneidad es una buena arma, lo mejor es trabajar primero en un plan de acción que nos evite después incongruencias e incluso bloqueos. Tomemos como mantra la idea de que la trama no fluye, se planifica.

Por tanto, aquí van algunas ideas para preparar una trama compleja y efectiva:
     Toma notas. Como labor previa anota todas aquellas ideas referidas a la historia que quieras escribir: personajes, situaciones, acontecimientos, etc. que permitan realizar un bosquejo mental de la urdimbre.
     Desecha todas aquellas ideas que no puedas desarrollar de manera clara, porque más tarde o más temprano acabarás por abandonarlas.
     Elabora fichas de personajes. Arma personajes bien diferenciados unos de otros y con la mayor cantidad de detalles que puedas. No intentes profundizar en los pormenores de la trama sin antes tener claro los personajes que la desarrollarán.
     Esquematiza. Crea un cronograma de la acción, así tendrás todos los hechos listos para desarrollarlos y hacerlos más extensos. Haz también un diagrama en el que estén incluidos los personajes, su intervención en el relato y como terminan ellos al finalizar la narración.
     Ve por partes. Presenta primero los aspectos generales de la trama para después ir profundizando añadiendo detalles.

Tomado del blog de Sinjania, Escuela de Escritura Creativa en línea

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