La escritora estadounidense, pionera a la hora de entrelazar literatura y ciencia, publica el volumen de relatos 'Historia natural'.
"La escritura, como la investigación científica, exige una pasión absoluta"
El Mundo, Madrid, España
Desde hace ya varios años, la literatura científica, aunque parezca casi un oxímoron, viene ganando adeptos en España. Sea en su vertiente puramente ensayística, donde Oliver Sacks creó escuela y Siri Hustvedt acercó ambas disciplinas, a través de biografías como las dedicadas por Walter Isaacson a Einstein, Da Vinci y Jennifer Doudna o la Tetralogía científica de John Banville, o directamente en la narrativa, donde el máximo exponente reciente, Benjamín Labatut, ha cosechado un éxito unánime con su novela Maniac. Esto, por citar unos cuantos ejemplos a vuelapluma.
Lo que está claro es que las dudas, la ambición, las sorpresas y la épica que acompañan al mundo de la ciencia encuentran un eco muy potente en el ámbito literario. Una intersección de mundos tradicional y, quizá, erróneamente opuestos en cuya unión es pionera la escritora estadounidense Andrea Barrett (Boston, 1954), escasamente conocida en nuestro país. Bióloga de formación y escritora por vocación, ganadora del National Book Award, una beca MacArthur y finalista del Pulitzer, la autora lleva tres décadas construyendo una compleja genealogía literaria en la que narra las peripecias vitales, siempre con la ciencia como fondo o foco, de los miembros de una familia ficticia a lo largo de más de dos siglos.
Curiosamente, como relata Barrett a La Lectura por videollamada, tanto la unión de ciencia y literatura como esta gran familia que explora en cada libro, fueron ideas que surgieron con el tiempo. "En los años 80, había escrito cuatro novelas que obedecían a lo que yo entendía como las convenciones del género. Eran novelas muy similares a las de cualquier escritor, y no estaba muy contenta con ellas, así decidí dejar de hacerlas", recuerda. "Lo que me fascinaba, y aún lo hace, era la historia de la ciencia y los descubrimientos que hicieron los científicos, médicos y exploradores del pasado, especialmente en el explosivo siglo XIX, tan repleto de hallazgos y aventuras".
EL AFÁN POR COMPRENDER EL MUNDO
Con esta pasión en mente, la escritora se lanzó a plasmar estos primeros bosquejos. "La primera historia que escribí con ciencia fue una llamada El comportamiento de las vellosillas [una planta común en todos los campos con flores amarillas que, aunque no lo sepa, el lector está cansado de ver], que aborda la vida y los experimentos del naturalista Gregor Mendel. Luego escribí sobre Linneo. Y, después de eso, el mundo entero pareció abierto", cuenta con gracia Barrett, quien una vez que acumuló varios relatos se puso a buscar editor. "Mi editora en Norton, una editorial muy literaria y dispuesta a correr riesgos, me animó, incluso presionó para que apostara por un proyecto que yo había escrito casi para mí, al que no le veía mucho potencial comercial. ¿Quién en Estados Unidos iba a querer leer unos cuentos sobre científicos muertos hace siglos y encima de otros países?", bromea.
Ship Fever [publicado en España por Nórdica en 2018 con el título de La fiebre negra] ganaría el National Book Award de 1996 y convirtió a Barrett en una escritora exitosa en su país. Más tarde llegarían la beca MacArthur, los libros de relatos Servants of the Map (finalista del Pulitzer) y Archangel y las novelas El aire que respiramos y El viaje del narval. Fue en esta última, publicada en 1998, cuando recogió un par de personaje de La fiebre negra, práctica que ha seguido en todos sus libros, interconectando historias que recorren Irlanda, Inglaterra, Rusia, Francia y muchos lugares de Estados Unidos a lo largo de los siglos XIX y XX. "Ahora veo esta compleja red en retrospectiva y parece una idea genial, pero en realidad no fue algo planeado, este entramado de personajes se desarrolló lenta y orgánicamente con el tiempo, no sabía lo que estaba haciendo cuando lo escribí".
"La mayoría de estas científicas y naturalistas pioneras del siglo XIX, cuando la historia natural estaba en sus comienzos, fueron a menudo olvidadas"
Una pieza más de este mosaico son los relatos de su libro más reciente, Historia natural (Nórdica), protagonizado por la brillante bióloga aficionada Henriette Atkins, una mujer apasionada del naturalismo que deja de lado sus grandes ambiciones científicas para llevar una vida más adecuada a lo que se esperaba de una mujer en su época y que sirve a Barrett como arquetipo de tantas y tantas pioneras de la investigación en aquellos años. "Lo que más me interesa es la historia natural en sus comienzos, a mediados y finales del siglo XIX, cuando la gente salía y reunía los primeros grandes depósitos de datos e intentaba entender qué era lo que vivía y crecía en todas partes. Había una sensación de frescura en esa búsqueda, era muy emocionante ese afán por comprender".
En cuanto al papel de la mujer en esta aventura, la escritora recalca que "la mayoría de estas científicas y naturalistas pioneras fueron a menudo olvidadas. Muchas estaban casadas con científicos, y otras tantas vieron su vocación doblegada debido a las limitaciones de la cultura social imperante". Es el caso de Henrietta, que escribe artículos en ciertas revistas, colabora con experimentos y trabajos de colegas más eminentes, pero debe conformarse con ser maestra en un pequeño pueblo. "Esto no es coincidencia, pues ya que no puede satisfacer la ambición de publicar un gran libro como lo hacen algunos de los hombres, lo que puede hacer es capacitar a otras mujeres, niñas y niños también, para que salgan y sigan algunos de esos caminos que tanto significaron para ella", explica.
LA IMPORTANCIA DE LA FICCIÓN
Más allá de esta visión crítica de corte sociopolítico, Historia natural destaca por los toques distintivos de la literatura de Barrett: una destilación lírica de la complejidad científica, el asombro casi artístico ante el mundo natural, la narración de detalles exquisitamente observados y una prosa tan precisa e inevitable como un problema matemático. Y también, una profunda exploración de las emociones humanas que, junto al aspecto científico, constituye el verdadero corazón de sus historias. "El sentimiento humano que más me gusta, el que creo que sintetiza una vida, es un cruce entre asombro y decepción. Asombro ante las maravillas de un mundo natural inagotable que está ahí fuera y que se nos ha dado para disfrutar. Y decepción por todo lo que le hemos hecho, todas las formas en que fallamos al mundo en el que vivimos, que fallamos a otras personas, que destruimos el mundo natural. Belleza y tristeza es lo que trato de equilibrar cada vez que escribo".
Además, otra de las señas de la literatura de Barrett, evidente por su ambientación, es el uso de la historia, del pasado, que considera una gran fuente de conocimientos. "El conocimiento del pasado me parece algo fundamental, no sólo por lo que nos enseña intrínsecamente, sino por las herramientas que nos da para poder juzgar con ojos críticos el presente. Por ejemplo, en estas últimas semanas tan duras aquí en Estados Unidos, uno podría pensar que conocer el pasado nos haría preguntarnos cómo se va a juzgar la época actual dentro de 100 años y saber cómo se escribe a plantearnos qué hay de verdad en las informaciones que nos cuentan", reflexiona.
"El sentimiento humano que creo que sintetiza una vida, es un cruce entre asombro y decepción. Belleza y tristeza es lo que trato de plasmar cuando escribo"
La historia del regimiento, un cuento ambientado en los años de la Guerra Civil estadounidense que reflexiona sobre cómo se construyen los relatos públicos y privados se ajusta perfectamente a lo que explica la escritora, que en sus historias difumina a través de múltiples voces y saltos en el tiempo las distinciones entre pasado y presente e incluso entre realidad y ficción, intercalando muchas veces personajes, hechos y lugares reales en ellas. "Justamente acabo de publicar en Estados Unidos mi primer ensayo, Dust and light (Polvo y luz), en el que, además de contar mis experiencias como escritora, reflexiono sobre cómo los hechos se transforman en ficción. En estos tiempos en los que la verdad está en entredicho, donde las mentiras y la desinformación campan a sus anchas, los escritores de todo tipo, también los periodistas, tenemos una responsabilidad absoluta", opina Barrett.
"Y hablo de los escritores de ficción porque la ficción, al contrario que muchas de las cosas que salen en los medios o dicen los políticos, no es mentira. Simplemente es otra manera de acercarte a una historia", defiende la autora. "Lo que el escritor, sea un historiador o un novelista, narra, lógicamente está marcado por su visión de las cosas, por sus opiniones y su enfoque, pero debe primar la honestidad. La literatura nunca debe ser ideología, especialmente cuando habla del pasado".
UN PRESENTE SOMBRÍO
Aterrizando en el presente, el libro cierra con un relato homónimo que acerca esa lucha de las mujeres científicas a la actualidad. "La carrera de una investigadora hace 40 años, cuando yo empecé a escribir, era muy compleja. Casi siempre eran la única mujer en un laboratorio, la única profesora titular en un lugar. Siempre estaban peleando batallas. En cierto sentido es un modo de vida muy similar a la literatura, pues exige una pasión absoluta", reflexiona Barrett.
"Que Estados Unidos no apoye la lucha contra el cambio climático, que llegue una nueva pandemia y no haya vacunas... simplemente me aterroriza"
"Aunque es muy divertido trabajar en algo tan profundamente, dejarte absorber del todo por una realidad que sólo es una parte de la realidad, pienso que esos condicionantes moldean a las personas. Hablando de muchas científicas que he conocido, tuvieron vidas maravillosas, interesantes, pero, como digo, bastante difíciles. Y eso puede doblegarte o hacerte excepcional. Ahora tengo 70 años y no sé cómo es tener 20 años en un laboratorio o una universidad. Supongo que habrá mejorado mucho, pero apuesto a que todavía no es del todo fácil".
Y, a juicio de la escritora, no lo será por un tiempo. La entrada de Donald Trump en la Casa Blanca hace pocos días, y su política hacia el mundo científico, asustan a Barrett. "El desprecio que muestra este Gobierno por la ciencia es terrible, terrorífico. Tengo muchos amigos en el National Institutes of Health [nuestra Seguridad Social] y en la OMS que sienten lo mismo. Que Estados Unidos no apoye la lucha contra el cambio climático, que llegue una nueva pandemia y no haya vacunas... Mucho de lo construido en este siglo se va a desmoronar y eso simplemente me aterroriza", lamenta la autora. "Como ocurre siempre, canalizo ese miedo en lo que escribo, así que mi próxima novela, quizá sea la más oscura".
Por Andrés Seoane
Redactor
Andrea Barrett nació el 16 de noviembre de 1954, en Boston, Massachusetts. Leer su biografía en Wikipedia.
Historia natural, por Andrea Barrett
Traducción de Magdalena Palmer. Nórdica. 240 páginas.
RESEÑAS
Historia natural (Natural History): reseña (en inglés)
Natural History: descripción (inglés)
HISTORIA NATURAL (DESCRIPCIÓN)
Relatos
En Historia natural, Andrea Barrett completa y conecta las vidas de la familia de científicos, maestros e innovadores que ha estado tejiendo a lo largo de sus libros desde que se publicó su colección ganadora del Premio Nacional del Libro, Ship Fever (La fiebre negra), hace veinticinco años. Las seis exquisitas historias de Historia natural (incluida la inolvidable piedra angular, la historia que da título al libro, que es una novela corta) se desarrollan principalmente en una pequeña comunidad en el centro del estado de Nueva York y retratan a algunos de sus personajes más queridos. Narradas con la elegancia característica de Barrett, su pasión por la ciencia y su maravilloso ojo para el mundo natural, estas historias psicológicamente astutas y conmovedoras evocan las formas en que las vidas y las expectativas de las mujeres (en las familias, en el trabajo y en el amor) han cambiado a lo largo de un siglo y más.
A lo largo de todo el libro, el gran tema de Barrett se hace patente: cómo los acontecimientos más pequeños del pasado pueden tener grandes repercusiones a lo largo de las generaciones, y cuán potente, maravillosa y extraña puede ser la relación entre la historia y la memoria.
Esta descripción ha sido traducida por Isaías Medina
La obra de Andrea Barrett es lo que podríamos calificar libremente como “ficción histórico-científica”
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