viernes, 5 de abril de 2019

EXTRACTOS Y FRAGMENTOS – 13


Juan Rulfo (1917-1986) era un hombre modesto y de pocas palabras. Álvaro Mutis, que leyó todo lo que Gabriel García Márquez escribía antes de publicarlo, cuando leyó Pedro Páramo fue inmediatamente a comunicárselo a su amigo Gabo. Márquez lo cuenta así: “… Álvaro Mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: ¡Lea esa vaina, carajo, para que aprenda! Era Pedro Páramo. Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí la Metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá -casi diez años atrás- había sufrido una conmoción semejante.” [En] “Diles que no me maten”, una obra maestra del género, como en toda su obra, Rulfo mezcla el lenguaje popular con la más alta expresión literaria. Destaco algunos párrafos inéditos que un amigo que le conoció, y que desea permanecer en el anonimato, tiene anotados sobre Juan Rulfo: “Jamás habla de él ni de su obra, prefiere contar lo que ha leído. Está siempre actualizado, y ya leyó a cada nuevo escritor mexicano. Le apasiona leer. Cree -como muchos años después dirá Ángeles Mastretta en Buenos Aires- que los libros sólo existen si alguien está dispuesto a perderse en ellos. Rulfo se pierde dentro de sus lecturas. ¿Quizás también dentro de su propia obra?” (…) “Rulfo es un hombre triste, como sus historias. Sin embargo su obra tiene una fuerza enorme. ¿Dónde está aquella energía vital que se percibe pero que tan bien esconde? En el fondo, siempre tengo la sensación de que Rulfo se ríe de todos los que lo rodeamos, y que una vida interior muy propia, secreta, a la que no deja asomar a nadie, lo mantiene vivo y atento” (…) “Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno”, como dice la Espasa. En enero de 1986, Juan Rulfo, silencioso, parte para Comala. Pero no hay por qué preocuparse: “en México -escribe Rulfo- nunca muere nadie”.

Miguel Munárriz, en Relato breve casi real – 2, Zenda libros.

COLUMNA EN ZENDA

Ayer fue miércoles toda la mañana

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