Educadora y poeta, nació en Miches, provincia El Seibo, República Dominicana, en 1979. Reside en New York. Ganadora del XIV Premio Literario Letras de Ultramar 2018, género poesía, por su obra Érase una vez el cuerpo
DIÁLOGOS A LA DISTANCIA
Entrevista por Manuel Bidó Mateo
1 de septiembre de 2018
¿Cuál es el objetivo principal de la poesía?
Conmover el alma, despertar y alborotar los sentidos, crear un caos magnífico en ellos, en la mente, en el espíritu, burlarse del raciocinio, de “las cosas como son”, mostrar sin pudor ni piedad las capas más íntimas, misteriosas e ignoradas de lo conocido dejando la sensación en todo el ser la maravillosa y aterradora sensación de un nuevo nacimiento, quizás doloroso e incómodo pero con una sabiduría mayor, cuya expresión más acabada es la risa, una carcajada solitaria a oscuras que enciende de repente todas las luces, las luces más insospechadas. Pero esto soy yo especulando, la poesía aún no me revela sus secretos. Supongo que ese es su objetivo principal, de acuerdo a cómo se comporta conmigo cuando nos encontramos. Es misteriosa, huidiza, humorista y coqueta: un encanto!
¿Quién es Rossalina Benjamín en todo el sentido de la palabra?
Un proyecto divino en fase de perpetua construcción, basado dicho proceso en una serie de intento, error y vuelta a intentar, resultando en ocasiones estos intentos en ciertas piezas hermosamente talladas que no siempre encajan en el resto del cuerpo y, por tanto, cada vez que aparece uno de esos estallidos de perfección hay que rehacerlo todo. Una obra maestra inacabable, un posible milagro en marcha. Habrá que esperar a que termine de crearme para saberlo por seguro. Prometo darte la exclusiva (si me es posible) cuando eso pase.
¿Cultivas otro género?
La narrativa, el ensayo, el guión teatral y la literatura infantil han intentado cultivarme, pero con ellos he sido algo más parecido a una mala hierba o (en el caso del ensayo) una planta criptógama.
¿Elegiste la poesía o ella lo hizo contigo?
Ella me eligió a mí, claro! Yo siempre creí que sería novelista. La poesía me tomó completamente desprevenida.
Relación entre ser poeta y mujer
De lo más normal y lógico. Una mujer es poética en su hacer cotidiano, en su forma de ser y estar en el mundo como ser viviente, como humana y como ser social. El espíritu poético es femenino. Los poetas varones que son poetas auténticos es porque, aunque no lo sepan o admitan, han abrazado su femineidad (su entidad o deidad femenina). Y no estoy exagerando. Sólo obsérvanos cuidadosa y atentamente, sin prejuicios, y verás de qué estoy hablando.
¿Cómo deseas que tus seguidores te recuerden?
Bueno, en realidad no estoy segura de si me inscribiré en la memoria de alguno, porque mis textos son laberínticos y mejor olvidarlos, para no perderse; una cuestión de supervivencia; pero si así es, espero que me recuerde quien me haya leído, como alguien que siempre supo temblar y amedrentarse frente al reto de un poema sin que eso le haya impedido lanzarse hacia el mismo con todo hasta atraparlo y mostrar su lado más inquietante. Quien trató de sacarle el máximo brillo al logos con las extrañas herramientas que tuvo al alcance, que buscó insaciablemente la pureza en la imagen, revelar la belleza inesperada en las palabras de cada día, quitándoles el tedio de un hachazo semántico, alguien que sustentada en lo genuino de sus amores con el lenguaje le abrazó en cada línea confiadamente y, entre risas, hasta se dieron de nalgadas. Una leal servidora de la poesía que jamás dudó ni un segundo en llevar el germen de un verso o de la más simple frase hasta sus últimas consecuencias, heroicas o fatales.
POEMAS DE ROSSALINNA BENJAMÍN
Cuerpo en el tocador
¡Corran, gentiles, hay un cuerpo en el tocador!
En tu fondo frío se ven venir morbosos y asustados.
Me gozo imaginando mis contusiones
llaga fresca
torrente rojo desde mi cara al lavabo
Atreviéndose viscosamente hacia el otro abismo bajo la puerta.
¡Ah, espejito, espejito! No es hermosa tal rotura?
Craaackkkk!! sostenido de las bisagras…
Turbada delicia del drama en ciernes
Sadismo atento mi cuello en su ajena curvatura
hacia mis manos que se frotan bajo el chorro tibio.
Espejito, espejito…no es hermosa esta tortura?
Una mujer se apiada
me presta su sombra
otra, más bella aún, me echa unos polvos
un travesti moviendo la cabeza incrédulo
me pone su oscura mascara
resignada coloreo mis labios a mordidas
y levanto la mirada temiendo lo inevitable...
se alejan decepcionados y murmuran en el pasillo:
“¡Bah! No hay ningún cuerpo.
Apenas una infeliz retocándose el ser para afrontar la burla
de las sobras de esta existencia puta y su piedad de pacotilla
¡Qué tontería!”
Me aligero.
Mi puño contra tu estampida
escupe a chispazos la única sangre que correrá
por las patéticas venas de esta noche sin rugidos.
En la angustia fractal de tu certeza rota...
Se va ensayando de a poco esta belleza obligada
¡Maldito, espejito!
¿Eso soy, esta grieta?
Pasajes del silencio de mi mano
Siempre unas madrugadas más sabia que yo,
mi pequeña mano recorría, calladamente,
las barandas de la preocupación,
cuidando de no apretar ni sujetarse ni golpear.
sino masajeando apenas sus durezas inciertas,
con las yemas del índice y el pulgar
(cálidas o frías, dependiendo de la estación del llanto).
Así me guiaba hasta los pies torcidos del insomnio,
como quien besa la frente de una querida muñeca, justo antes de tirarla al vertedero.
Después de tantas jornadas de este gentil desasosiego,
conocía de memoria todos los pasajes
del silencio de mi mano.
Arrastraba por ellos los cuchillos de loca bajo mi cráneo,
el insano aullido de mi piel revuelta a media sombra
mi penoso rumor de mascota olvidada,
el afinado concierto de lo negro en mis venas,
y hasta el canto destemplado de cada promesa rota en mis coyunturas.
Y mi mano, chica y diestra,
paciente espera a la salida de todo,
siempre pluma en mi cosquilla,
siempre vidrio, piedra y vacío,
al final de mi escalera de intentos,
me soltaba (sin apego ni maldad)
en el hostil cuadrilátero del día,
mi nuevo oponente,
que aguardaba,
sediento de carne para quemar
en su perenne risa de idiota.
Desaparecida
A Massiel, esperando que esté bien adonde esté.
Acercándote, felina,
al montón que formábamos sin ti,
cada paso era toda una pregunta:
-¡Disculpen! ¿Habrán visto, por casualidad a esta chica?-
Y nos desvelabas
la divinidad nefasta de tu rostro de muñeca.
Todas las cabezas se balanceaban confusas,
de un lado al otro de la palabra “No”, sin más remedio.
Tus ojos, entonces,
dos segundos detrás de tu mirada, arremetían contra la noche
como dos botones deshilvanándose
de la camisa del infierno celeste.
Nadie te había visto…
Decepcionada
-Sólo un poco más que de costumbre-,
seguiste el dulce llamado de la flauta de otro cuento.
Y para borrar las migas de tus pasos
Llevabas los bolsillos llenos de palomas.
Ahora queremos aprehender
lo que huye contigo de niña trasnochada,
de duende y de golfilla,
de andrógina orquídea de los parques.
Queremos rescatarnos apresando tus mejillas
entre besos angustiados que turban tu sed de distancia.
No culpo a tu risa –inadvertidamente escasa-
de princesa desertora,
Ni a tu posible llanto,
abrazando los kilómetros
de amor incomprensivo que te claman.
Tal vez consideraste
que aquí solo hay Políticos y especuladores…¡Cómplices!
Y más rabia en los barrios cada día.
Que quizás ya nadie se lee las cartas,
Y por eso no sabemos
que te coronaron reina de diamantes.
Aquí ya no creemos en las hadas
y tal vez por eso nos perdemos de enterarnos
de que a ti te han escogido
para ser Campanilla en otro Nunca Jamás.
Quizás eres Alicia
en el último País de los Espejos,
O eres Ariel de Las Antillas
titilando enamorada en una aurora boreal.
O ni siquiera estás tan lejos.
Puede que un collar de Obatalá,
tejido con las madrugadas de tus rizos,
le rinda culto en San Juan de la Maguana
a tu cuello de azucena.
O Yemayá te acuna en su regazo sempiterno.
Pero que al fin y al cabo,
cualquier otro escenario
Merece más la enigmático performance de tu cuerpo.
Mas, si yo tampoco entiendo,
Eso de que te creemos perdida
y que tú, al fin, te encontraste,
te pido, no me culpes, si interrumpo con mi miedo
el bambulá infinito que ahora bailas
con remotos ángeles silvestres.
Y perdónanos de nuevo la imprudencia,
cuando el recuerdo de tu ausencia,
padecido por el mundo en estas líneas,
te acose, en todas partes, preguntando : “
Disculpa, ¿Habrás visto por casualidad a esta chica?”
Isabel contra el silencio
¡Sssssshhhhhh!!! ¿Lo escuchas, Isabel?
Es tu silencio.
Cuando tú callas duermen todas las cosas.
Y entonces el mundo es esto:
Isabel y la tierra soñando,
y el enorme vientre del cielo bajando y subiendo
al compás de sus altos ronquidos,
Isabel y el mar sonámbulo
trayéndole sus níveas telas a la arena
Isabel y las piedras durmientes, las flores dormidas,
las sapos panza arriba
dormidos
en las corrientes dormidas,
los pájaros, el sol,
las indomables carreteras, los puentes...
todo duerme, a una duda bajo el manto de tu silencio, Isabel.
¡Ah! Isabel y las cosas dormidas.
Suena hermoso
¡Pero no! ¡No! ¡No calles, Isabel!
Si la tierra se duerme ahora tendrá pesadillas.
No calles, Isabel.
Nombra las cosas con invenciones que salgan de tus labios
Invoca el ruido de todo y haz un tornado
que levante del sueño a las calles
¡No calles! ¡No! ¡Nunca!
Porque para tejer tu voz, Isabel,
hubo que desmadejar la rabia
y deshilachar la angustia
de muchas Aídas, Simones, Safos, Virginias...
Tan solo para activar el timbre que vibra en tu garganta cuando hablas,
fueron degollados los monstruos justicieros de tantas Juanas, Hipatias, Minervas, Maria Teresas, Patrias y Abigaíles, Isabel.
¿Qué malicioso te dijo de ese derecho a callar?
¡Jamás!
Ya hemos callado más que suficiente.
Callar no es un privilegio, Isabel, es un castigo.
¡Brava, Isabel! Chasquea la lengua y lanza tu sentencia granada
contra este espantoso callar.
Declárale la guerra a este silencio maligno que nos doma.
Abre el fuego con una palabra ancha que estalle el oído medio
a la apatía que nos está mermando, barriéndonos como a hormigas.
No calles.
Haz que despierten eternamente las aves, las más oscuras y fuertes,
las más sutiles y tiernas, para acompañar con sus trinos y graznidos
tu voz que retumbe inquietando las malas conciencias de los siglos recientes
tu voz que remueva y derribe los cimientos del odio y la pereza.
¡Habla, Isabel!
¡Dí!
Dí lo que quieras, blasfemia o bendición, pero no calles.
Porque tu voz, mantiene la luz en vigilia
y si tú callas, Isabel,
si no cantas, si no hablas, si no protestas,
si no denuncias, si no dices, ¡si no gritas!
Sin remedio, todos oscureceremos.
Volar, despierta casi
Se me olvida que me estás mirando y voy dando saltitos al correr, como cuando chiquilla de nueve años me alejaba hacia el "otro lado" para no sentir el dolor que se acercaba veloz a mí, a bordo de una mirada oscura en la misma dirección de mis pasos sin huellas alejándose.
Se me olvida que estoy hablándote y me escapo en cualquier letra que se eleve sobre la línea y te voy narrando mi sueño en marcha y me sigues hasta la locura,
te inventé testigo, te creaste cómplice, y ahora...
Te das cuenta? Esa falta de huellas no indica pasos débiles, sino ausentes.
Siempre estuve así, a ras de sueño, asomada
a la penumbra gloriosa de mi infancia
de reina-diosa-niña que volaba, brazos abiertos, esquivando el guayabo, la toronja, los dedos agudos del pequeño cerezo… y que ahora salta al correr intentando tomar velocidad hasta elevarse
sobre ese cocotero que retrocede hasta su sádica lejanía en el tiempo.
Mas es que el aire es más pesado que yo
y por eso corro a saltar,
salto al correr
y cuando atentas seguir mi rastro: ¡cero huellas!
Doy pasos firmes, pero solo en este aire apisonado por el ansia encabritada de mis pies que se apresuran,
a escasos (ya muy escasos)
centímetros del suelo donde observas y callas.
Acelero...¿me esperas?
Ya casi despierto ¡ya casi!
Lo prometo.
Esto es lo que hay
Quería ser un jazmín o una azucena,
una flor blanca, pequeñita, delicada,
descansar en un jarrón de agua bendita en alguna modesta capilla,
adornar altares,
exhalar mi último aroma a los pies de algún santo de yeso.
Pero nací rosa ¡rosa roja!
Una flor descarada y con espinas.
En vez del incienso, humo de cigarros,
morbo y lujuria me rodean, no el piadoso fervor que deseaba.
Son muy otros los cuerpos y la sangre que acompaño.
¿Qué bromista cruel trocó en bachatas obscenas
mis soñados cantos gregorianos?
Yo quería nacer en el secreto jardín de un monasterio,
crecer cuidada por manos castas
y regada con el agua bautismal.
Pero nací en un callejón de mala muerte,
crecí abonada por los vómitos de los borrachos,
la orina de los vagabundos,
la saliva de los orates y las lágrimas de cada abandonado.
Ahora, por más que lo intento,
no puedo esconder la marca del exceso,
no puedo ser sutil en mi perfume,
no me doblego ante las imágenes sagradas,
no me aceptan en la iglesia,
pero tengo lugar de honor en los burdeles.
Lo juro:
yo quería ser un jazmín o una azucena,
o, en su defecto, una humilde margarita silvestre.
Pero nací rosa,
rosa roja,
una flor descarada y con espinas.
ENLACES A OTROS POEMAS
En Revista Omnibus
En Poetas Siglo XXI
BLOG
Lo digo mejor por escrito
ARTÍCULOS
Anuncian ganadores XIV Premio Literario Letras de Ultramar
Trayectorias Literarias Dominicanas: Rossalinna Benjamín
Por Ramón Saba
NOTAS BIOBIBLIOGRÁFICAS
ROSSALINNA BENJAMIN, Miches, República Dominicana, 1979. Poeta y educadora.
Estudios:
Pedagogía Mención Letras, Universidad Dominicana O&M; Especialista en
Cultura y Lengua Española, Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI).
Actividad Literaria:
Miembro fundadora del Círculo Literario El Viento Frío, Taller
Literario César Vallejo, Taller Literario Julio Cortazar, Taller literario Franklin Mieses
Burgos, Movimiento Interiorista del Ateneo Insular, Colectivo “Y también soy palabra.
Libros:
“Manual para asesinar narcisos”, Editora Nacional, Santo Domingo, R.D. 2012, (Premio Nacional de Poesía Joven FIL 2011)
“Diario del desapego”, Amargord ediciones, España. 2016, (Poesía).
Premios y menciones:
-Mención honorífica Categoría Universitaria Concurso Nacional de Talleres Literarios Santo Domingo 2008,
-Premio Nacional de Poesía Joven Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2011,
-Mención Particular Premio Mundial de Poesia Nosside Italia 2013,
-Mención Premio Mundial de Poesia Nosside Italia 2014.
-Ganadora del XIV Premio Literario Letras de Ultramar 2018, género poesía, por su obra Érase una vez el cuerpo
Tomado de la revista Amayaúna
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