jueves, 18 de agosto de 2022

REALIDAD, CUENTO, TRAMA

Enrique Anderson Imbert
Fragmento

[...]
Conocemos la realidad como un todo continuo, sin puntos de partida ni puntos de llegada: en la vida real cualquier curso de acción se origina en antecedentes y se prolonga en consecuencias. El cuento, en cambio, es una obra de arte separada de la realidad. También es un todo continuo pero lo conocemos en la forma que lo leemos: esto es, con una palabra inicial y una palabra terminal. El cuento es un objeto lingüístico cerrado, referido a una acción pretérita. La trama es la marcha de esa acción, desde su comienzo hasta su final; marcha a lo largo de la cual los elementos del cuento se interrelacionan y componen una unidad que puede ser muy compleja pero que es simple en su autonomía. La trama organiza los incidentes y episodios de manera que satisfagan estéticamente la expectativa del lector. Evita digresiones, cabos sueltos, vaguedades. Es una hábil selección de detalles significativos. Un detalle puede iluminar todo lo ocurrido y lo que ocurrirá. La trama es dinámica. Tiene un propósito. El personaje, sea que luche con otro personaje o consigo mismo, con las fuerzas de la naturaleza o de la sociedad, con el azar o con la fatalidad, nos interesa porque queremos saber cómo su lucha ha de terminar. Un problema nos hace esperar la solución; una pregunta, la respuesta; una tensión, la distensión; un misterio, la revelación; un conflicto, el reposo; un nudo, el desenlace que nos satisface o nos sorprende. La trama es indispensable. [...]

Anderson Imbert, Enrique: Teoría y técnica del cuento, Barcelona, Ariel, 1999

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