jueves, 14 de septiembre de 2023

LA TREGUA

Novela de Mario Benedetti
Reseña por Paty Rogel
El Club de la Lectura

Hablemos hoy de la novela más conocida del escritor uruguayo Mario Benedetti, «La tregua». El diario personal de Martín Santomé, que se quedó viudo demasiado joven y afrontó solo la crianza de sus tres hijos.

Publicada en 1960, escrita a manera de diario, los conflictos que se plantean en la historia siguen siendo enormemente actuales: el mundo del trabajo y la clase media en el sistema capitalista, la dificultad para afrontar el amor, la rutina y la amistad que es como la marea, que va y viene, y la convivencia, que se parece a la amistad, pero no es igual.

     «No cabía otra solución y salí adelante. Pero todo fue siempre demasiado obligatorio como para que pudiera sentirme feliz».
     «Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz».

Al borde la jubilación, Santomé comienza a escribir en un cuaderno los recuerdos de su vida gris y monótona de oficinista.

     «Me aburrí de mí mismo, de mi propia paciencia».

Hasta que empieza a descubrir en él sentimientos olvidados por toda una vida gracias a Laura Avellaneda, una compañera de trabajo 25 años más joven que él.

     «Me tomó de un brazo y me dijo, casi apoyándose en mí: ¿Sabés lo que te pasa? Que no vas a ninguna parte».
     «Debe ser una regla general que los solitarios no simpaticemos ¿O será que sencillamente, somos antipáticos?»

Benedetti, logra, con su estilo limpio y cercano, la introspección total de un personaje redondo, capaz de evolucionar tanto en tan pocas páginas, un personaje al que el lector llega a conocer y querer y sufrir con él. Quizá sin lograr comprender al protagonista, la obra consigue una reflexión de la importancia del tiempo, además de que hace la observación de lo que es estar frente a los pensamientos sin filtro de alguien, pero el cariño tiene, o debería tener, un fuerte componente de tolerancia.

     «Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún órgano físico, pero que era algo asfixiante, insoportable. Ahí, en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma, hecha un ovillo».

La tregua es una novela de corte existencialista amable, amable, de fácil lectura, profunda, porque entre la frustración y la monotonía del vivir es capaz de concederse un respiro para lanzarse sin miedo ante el único futuro tangible que se llama mañana.

     «A mí me cuesta ser cariñoso, inclusive en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando, el máximo sólo para las grandes ocasiones. De modo que si siempre estuviera expresando el máximo ¿Qué dejaría para esos momentos (siempre hay cuatro o cinco en cada vida, en cada individuo) en que uno debe apelar el corazón en pleno? También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano».

Pero ante todo «La tregua» es una historia de amor fugaz y hermoso, de los que inundan el alma y dejan una enseñanza valiosísima.

Una novela que derrocha ternura en cada página y que además provoca sonrisas, es, sin duda, una de las novelas más conmovedoras del siglo XX, una lectura necesaria que duele cura y reconforta.

     «La gente acaba por lo general sintiéndose desgraciada, nada más que por haber creído que la felicidad era una permanente sensación de indefinible bienestar, de gozoso éxtasis, de festival perpetuo».

Una vida destinada a la monotonía y la soledad, una tregua con el presente, de frente con el amor y la ironía del destino.

Muy buena obra, excelente autor.

«La tregua», de Mario Benedetti.
Novela de ficción y amor.
Inolvidable.


SOBRE MARIO BENEDETTI

Hoy celebremos a Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia. Mejor conocido como Mario Benedetti. Escritor, poeta, periodista, y político uruguayo. Nació en Paso de los Toros (Tacuarembó, Uruguay) el 14 de septiembre de 1920, hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, quienes, siguiendo sus costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres.

Al finalizar la escuela primaria (1934), La familia residió en Paso de los Toros durante los primeros dos años de vida del autor, para luego trasladarse a Tacuarembó y Montevideo.

Desde los catorce años trabajó en la empresa Will L. Smith, S.A. de repuestos para automóviles, en la que hizo prácticamente de todo: fue vendedor, cajero, taquígrafo, contador; hasta que, en 1939, acompañando como secretario al líder de la Escuela Raumsólica (de la que formaron parte también su familia y la familia de Luz López Alegre, quien después sería su esposa), se trasladó a Buenos Aires, donde hizo también un poco de todo, pero especialmente descubrir su vocación de poeta. Volvió a Montevideo en 1941, donde pronto consiguió una plaza de funcionario en la Contaduría General de la Nación y donde (desde 1945 hasta 1974, con la clausura de la publicación), se integró en la redacción del semanario Marcha, un importante foro de reflexión y análisis clave en la cultura rioplatense, en el que se formaron hasta tres generaciones uruguayas de intelectuales (con Juan Carlos Onnetti, Eduardo Galeano, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti o Idea Vilariño como nombres principales) de cuya sección literaria Benedetti sería director en 1954.

Ese mismo año de 1945, publica su primer libro de poemas, "La víspera indeleble", que no se volverá a editar, y un año después, el 23 de marzo de 1946, contrae matrimonio con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida, a la que conocía desde que eran niños.

De regreso en Montevideo, en 1948 dirige la revista literaria Marginalia y aparece su primera obra ensayística, "Peripecia y novela" (1948), a la que siguió su primer libro de cuentos, "Esta mañana" (1949), con el que obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública, galardón al que Mario Benedetti accedió en repetidas ocasiones, hasta que en 1958 renunció a él por discrepancias con su reglamentación.

En 1953 aparece "Quién de nosotros", su primera novela, que, aunque bien recibida por la crítica, pasará casi desapercibida entre el público y tendrá que esperar al tirón del volumen de cuentos "Montevideanos" (1959) -en los que toman forma las principales características de la narrativa de Benedetti- y especialmente al de su siguiente novela, "La tregua" (1960), para ser leída con atención. Fue esa última obra, La tregua, la que supuso la consagración definitiva del escritor y el inicio de su proyección internacional (la novela tuvo más de un centenar de ediciones, fue traducida a diecinueve idiomas y llevada al cine, el teatro, la radio y la televisión), que corren paralelas a la creciente relevancia de Benedetti como poeta desde el rotundo éxito que disfrutaron sus "Poemas de la oficina" (1956).

Pero ese año 1960 es una fecha significativa también para la trayectoria personal y política del autor. Ha vivido cinco meses en Estados Unidos (que, dijo, se le «atragantó» por múltiples motivos: el materialismo, el racismo, la desigualdad), se adscribe abiertamente al grupo de intelectuales afines a la Revolución Cubana y a raíz de todo esto escribe su primer texto explícitamente comprometido, "El país de la cola de paja" (1960).

Desde entonces aumentará su participación política y vivirá unos tiempos de intensa actividad intelectual (trabaja como crítico y codirector la página literaria del diario La mañana, colabora como humorista en la revista Peloduro, escribe en La Tribuna Popular, viaja a México para participar en el II Congreso Latinoamericano de Escritores, es Miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas de La Habana y funda y dirige allí el Centro de Investigaciones Literarias hasta 1971), y las novelas "Gracias por el fuego" (1965), "El cumpleaños de Juan Ángel" (1971), "Letras de emergencia", (1973), "La casa y el ladrillo", (1977), "Cotidianas" (1979) y también militante: lidera el Movimiento de los Independientes del 26 de Marzo que luego integrará el Frente Amplio (alternativa a los dos clásicos partidos: el Blanco y el Colorado).

Tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973 renuncia a su cargo en la universidad y, por sus posiciones políticas, debe abandonar Uruguay, partiendo a un largo exilio de casi doce años que lo llevó a residir en Argentina, Perú, Cuba y España, y que dio lugar también a ese proceso bautizado por él como desexilio: una experiencia con huellas tan profundas en lo vital como en lo literario.

Tras esos largos años en los que vivió y escribió alejado de su patria y de su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos, Benedetti regresa a su país en marzo de 1983, se integra como Miembro del Consejo Editor en la nueva revista Brecha, que dará continuidad al proyecto interrumpido de Marcha, y sigue escribiendo, engrosando una ya extensa trayectoria poética: "Viento del exilio", (1981), "Primavera con una esquina rota", (1982), "Las soledades de Babel", (1991), "Preguntas al azar" (1986), "El mundo que respiro" (2001), "Insomnios y duermevelas", (2002), "El porvenir de mi pasado", (2003), "Existir todavía", (2004), "Adioses y bienvenidas", (2005), "Testigo de uno mismo" (2008), y narrativa: "Geografías", (1984), "La borra del café", (1992), "Andamios", (1996), además de su obra ensayística: "Perplejidades de fin de siglo", (1993) ,que disfruta de un reconocimiento internacional merecedor de innumerables premios y galardones.

El autor repartirá su tiempo entre sus residencias de Uruguay y España hasta que tras el fallecimiento de su esposa en 2006 se traslade definitivamente a su residencia en el barrio Centro de Montevideo, Uruguay. Con motivo de su traslado, Benedetti donó parte de su biblioteca personal en Madrid al Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Alicante que lleva su nombre.

Mario Benedetti murió en Montevideo, Uruguay, el 17 de mayo de 2009, por problemas respiratorios, a los 88 años.




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