[Otro artículo en verso]
Por José Emilio Pacheco
Caricatura: Loayza
[Nota: El sábado 27 de octubre de 1984 el periódico 'La Jornada' publicó un suplemento especial dedicado a Julio Cortázar, quien ocho meses atrás había fallecido y en agosto habría cumplido setenta años. En la página III aparece un artículo en verso de José Emilio Pacheco, mismo que no ha sido recogido en libro alguno y que aquí ofrecemos.]
Para mí no fue nunca "Julio".
Con Cortázar hablé dos veces.
Sólo dos noches separadas
por dieciséis años terribles.
Nunca esperé que me escribiera cartas.
No lo agobié con libros. No quería
ser un devorador más de su tiempo.
Pensé: Las cartas para mí, su lector,
son verdaderamente sus libros.
Aspiré nada más a un título
del que estoy satisfecho:
Lector de Cortázar.
Así voy a seguir mientras viva.
Lo mejor que escribió Cortázar
no está allí afuera ni del lado de allá
sino lo traigo dentro y es parte
de lo que (oscuramente, como todos)
llamo mi vida.
Remota adolescencia iluminada
por los cuentos que fui leyendo
en las revistas mexicanas
(curiosamente ni en Sur ni en Marcha)
y en un libro que Arreola publicó
(seiscientos ejemplares): Final del juego.
Allí estaban por vez primera
Los venenos, La noche boca arriba, Axolotl…
En el 57 los libros argentinos volvieron
a entrar aquí. En la vieja "Zaplana"
pude comprar en ocho pesos Bestiario
y leerlo seis veces. Y tres años más tarde
(y a veintiséis cincuenta) Las armas secretas.
Lo demás es historia pública
y no quiero insistir ahora.
Así pues, durante casi treinta años
he habitado estos libros habitables.
Jamás me canso de volver a ellos.
Por otra parte (esto es historia privada)
tal vez sin él yo nunca habría escrito cuentos.
¿Cómo decirle de viva voz todo aquello?
¿Por qué esperar a verlo muerto?
Querido Luis Cardoza y Aragón:
Hoy leí en 'La Jornada'
lo que escribiste de X.V.
Si me permites plagiar en verso tu prosa,
diré a mi vez: "Abandono
métodos y sistemas.
A fin de penetrar en una obra y vivirla,
me entrego al deleite inmediato y hondo
de la palabra. Y no quiero saber
de la época o el medio o los orígenes,
ni de las influencias
ni el análisis erudito.
No pido que me digan quiénes fueron
los abuelos y padres de poeta,
los amores y pesadillas; si fue
criminal, santo, loco; todo ello
lo he sumergido en mí para darme
exaltación y dicha. Lo demás
me sobra y nada necesito,
aparte de la voz hechicera.”
D. R. ©️ Herederos de José Emilio Pacheco.
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