LA ESPERA
Toda una ciudad detuvo su tiempo para esperar a que vuelva; la bodega colocaba en el mismo lugar las frutas que daban el frente al sol, en la farmacia de la esquina, los medicamentos estaban en la misma posición, en la última vitrina que ella vio antes del accidente. Lavaban sus ropas todos los días y las campanas de la Iglesia siempre marcaban las 3:00 de la tarde.
En sus casas, nunca se acababa el suministro de gas en las lámparas, y sus vestidos descansaban en la mecedora que estaba al lado de la cama.
Los carteles en las calles batallaban con el polvo, el viento y el tiempo.
Cierto día, sus signos vitales comenzaron a despertar; las doñas que hacían guardia rezando periódicamente un rosario, botaron la taza de café que iban bebiendo para mantenerse despiertas, a los niños que jugaban en el patio los mandaron a callar, el cura sacaba cuentas de las ofrendas y todos hicieron el silencio esperado y de costumbre.
Entonces ella abrió sus ojos y comenzó a gritar:
-No puedo ver, no veo nada, no veo nada-.
NATURA
Me fui, necesito no pensar. Desde mi infancia, tuve fascinación por la naturaleza, mis padres me enseñaron a respirar su belleza y no sólo a verla tras los cristales. Me hice amigo de natura; sabía escucharme y me daba las mejores respuestas. Hace tiempo que no venía, pero la encuentro igual. Nos inventamos un juego, cada vez que la visitaba, me llevaba un recuerdo de ella y yo le dejaba uno mío.
..."Este silencio me va limpiando los residuos de las voces que no me permite olvidar"...
A ella le gusta hacerme cosquillas y yo la persuado y dejo que se duerma mientras juego con su cabello y le hago unas trenzas.
El tiempo pasa montado a caballo desbocado, el sol me dice adiós desde la esquina y se cubre la cara con las montañas.
Mientras natura duerme yo pienso; -craso error -, me escabullo entre las palmas y la brisa fresca que hace escarchas en la copa.
Me desnudo los pies, (para hacer el amor con natura) para sudar las agonías, hablo a solas con el silencio, la noche, y enciendo una fogata, para ganar distancia de los rehenes (gegenes) de la noche.
Natura se despierta ante mis ojos, fresca con el maquillaje de anoche un poco distorsionado, pero semejante. Le ofrezco una taza de café, mientras leo el periódico y le robamos al afán 15 minutos más, para hablar de política, de educación, de DIOS.
Preparo mi maleta, le dejo un lápiz y papel para que me escriba y me llevo unas plumas para mi sombrero.
Breve reseña biográfica
Christian Rodríguez Morrobel, joven poeta, nació en La Ciudad de Mao, Valverde, República Dominicana. Actualmente reside en La Ciudad de Lawrence, Massachusetts, desde donde desarrolla su vida artística y cultural, formando parte del Comité organizador de la “Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Lawrence” y del “Festival Internacional de Teatro de la Ciudad de Lawrence”.
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