martes, 25 de julio de 2023

¿PARA QUÉ SIRVE LA POESÍA?

Por Álvaro Mirand
a (1945-2020)

La poesía debe funcionar como una fotografía que es capaz de recoger en palabras, en un instante, en un golpe de luz, las imágenes que enfoca. Sólo la poesía salva del olvido lo que muchos en largas horas de discursos y conversaciones quisieron decir sin lograrlo.

Un país que no respete a la creación poética es un país que coloca en su corazón un becerro de oro para adorar. La imagen poética se sustrae del becerro de oro para captar la deslumbrante energía que los pueblos y su habla construyen en el trajín de la cotidianidad.

La palabra del poeta se dispara desde el lugar inesperado y en una fracción de segundos logra que lo negativo y lo positivo, la vida y la muerte aparezcan de cuerpo entero. Los vergonzantes de la palabra no perciben que sólo la poesía es capaz de medir en un verso por milésima de segundo, la falsa plenitud o los vacíos de la caída humana.

Una nación, una cultura pueden reconstruir su pasado, presente y futuro en la medida en que la poesía las retrata con sus palabras. La antigüedad se puede visualizar porque Homero la retrató. Walt Whitman fue el único que pudo captar la fuerza de los hombres y mujeres que construían a Estados Unidos en el siglo XX. Sin Puskin Rusia sería en el recuerdo una gran estepa con cadáveres congelados en el frío y zares crueles.
No hay texto de sociología, historia, antropología o filosofía que pueda explicar en brevedad la complejidad del hombre como lo hace una metáfora. Los seres humanos estamos hechos y desechos por la palabra y sólo la que coloca la imagen en la escritura puede precisar hasta dónde llega el vacío y la desesperanza que a diario trata de esconder la vida en la grandilocuencia.

La estadística es grandilocuencia, la política es grandilocuencia, la economía es grandilocuencia. La poesía como una zorra de pelo mojado se instala en la mitad del gallinero de los grandilocuentes y desarma los falsos mundos con fotos fugaces, instantáneas, que muestran la piel y los pellejos que han caído de la carne viva en roja sangre.

Dado a ello los sostenedores de la grandilocuencia sospechan de la poesía.

¿QUIÉN FUE ÁLVARO MIRANDA?

Álvaro Miranda, nació en Santa Marta, Colombia, en 1945. Poeta, novelista, historiador, ensayista, editor y director de revistas literarias. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de La Salle. Su primer libro de poemas Indiada aparece en 1971. En 1982, con ocasión de recibir el Premio Nacional de Poesía, la Universidad de Antioquia publica Los Escritos de don Sancho Jimeno. Su novela, La Risa del Cuervo, escrita en 1983, obtuvo el primer premio en Buenos Aires y fue publicada en el año siguiente por la universidad de Belgrano. Reescrita durante varios años y editada nuevamente en Bogotá por su editorial Thomas de Quincey, en 1992, es galardonada por Colcultura, con el premio “Pedro Gómez Valderrama”. En 1996, Simulación de un reino recopila toda su obra poética (1966-1995). Su trabajo ha sido traducido al inglés, al ruso y al catalán. Buena parte de su trabajo literario está referido a un constante interés por la conquista española y el Caribe en sus sucesos y lenguaje. La Otra épica del Cid, como poemario, obtuvo la primera mención en el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura de Colombia (2007). El Programa Leer el Caribe, auspiciado por Banco de la República y Observatorio del Caribe Colombiano, publicó del autor Obra escogida (2016). La Universidad Externado de Colombia publicó El libro blanco de los muertos (2017). Entre sus libros publicados también se encuentran: Colombia la senda dorada del trigo (2000), León de Greiff en el país de Bolombolo (2004), Un cadáver para armar (2007), Jorge Eliécer Gaitán, el fuego de una vida (2008), Totó la momposina la memoria del tambor (2011) y Roberto Triana la memoria audiovisual (2015).

El poeta mexicano Marco Antonio Campos dijo al referirse a La otra épica del Cid: “Libro muy estructurado siguiendo el modelo del Myo Çid antiguo, pero volviéndolo intensa y admirablemente colombiano. Imágenes y metáforas de gran belleza y originalidad que suceden unas a otras sin perder nunca el hilo del discurso. Los nombres propios adquieren vida intensa. Un ritmo terso que se conjuga naturalmente con los contenidos. El autor combina muy bien el lenguaje culto con expresiones y palabras colombianas y con menciones a elementos de la naturaleza de la región. Un verdadero poeta”.

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Álvaro Miranda en Poetry International

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