jueves, 4 de mayo de 2023

EL ARTE COMO PROCESO DE SIMPLIFICACIÓN

Por Willa Cather (1), 1920
(Black Creek Valley, Virginia, 7 de diciembre de 1873 - Nueva York, 24 de abril de 1947)

El arte, me parece, debe simplificar. Eso, de hecho, es casi el todo de lo que es el proceso artístico superior: encontrar qué convenciones de forma y de qué detalles puede uno prescindir y, sin embargo, preservar el espíritu del todo, de modo que lo que uno ha suprimido y cortado esté ahí para la conciencia del lector tanto como si estuviera escrito en la página. 

Millet (2) había hecho cientos de bocetos de campesinos sembrando cereales, algunos de ellos muy complicados e interesantes, pero al pintar el espíritu de todos ellos en una sola imagen, "El sembrador", la composición es tan simple que parece inevitable. Todos los bocetos que fueron descartados anteriormente hicieron de la imagen lo que finalmente resultó, y el proceso fue todo el tiempo uno de simplificación, de escarificación de muchas concepciones buenas en sí mismas por una que era mejor y más universal.

Cualquier novela o cuento de primera debe tener la fuerza de una docena de cuentos bastante buenos que han sido sacrificados por ella. Un buen artesano no puede ser un artesano barato; no puede ser tacaño al descartar material, y no puede transigir. Escribir debe ser, o la fabricación de historias para las que existe demanda en el mercado —un negocio tan seguro y encomiable como hacer jabón o alimentos para el desayuno— o debe ser un arte, que es siempre una búsqueda de algo para lo que no hay demanda de mercado, algo nuevo y no probado, donde los valores son intrínsecos y no tienen nada que ver con los valores estandarizados. El coraje de continuar sin concesiones no le llega a un escritor de repente, ni tampoco la habilidad. Ambas son fases del desarrollo natural. Al principio, el artista, como su público, está atado a viejas formas, a viejos ideales, y su visión se nubla por el recuerdo de antiguas delicias que querría recuperar.

“Sobre el arte de la ficción” (“On the Art of Fiction”)
Traducción al español de Isaias Ferreira Medina

(1) Wilella Sibert Cather (Black Creek Valley, Virginia, 7 de diciembre de 1873 - Nueva York, 24 de abril de 1947), más conocida con el nombre de Willa Cather, fue una escritora estadounidense de novelas y de relatos. En 1923 ganó el Premio Pulitzer por “Uno de los nuestros” (1922), una novela ambientada en la Primera Guerra Mundial. Su obra maestra es “Mi Ántonia” (1918). También se la conoce por su lucha por la igualdad de géneros. (Notas biográficas tomadas de Wikipedia)

(2) Jean-François Millet (Gruchy, Gréville-Hague; 4 de octubre de 1814 - Barbizon, Sena y Marne; 20 de enero de 1875) fue un pintor francés realista que nació en una familia campesina. Se preparó con un pintor local de Cherburgo y luego estudió en París en 1837 con Delaroche. Influido por Daumier, trabajó un estilo pastoral con toques socialistas que siguió desarrollando en el pueblo de Barbizon, en el bosque de Fontainebleau, donde se instaló en 1849 con Theodore Rousseau, Narcisse Díaz y otros. (Notas biográficas tomadas de Wikipedia)

El Sembrador, de Jean-Francois Millet






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