lunes, 1 de mayo de 2023

5 MICROFICCIONES - II

LA BELLA Y EL LOCO
La muchacha, agotada de tanto correr se echó a la vera del camino resignada a lo que creía sería una muerte segura. Al ver al loco llegar tan fatigado como ella, puso la cabeza entre las piernas, cerró los ojos y se puso a llorar. Entonces sintió la mano suave de este que le tocaba el brazo derecho y con voz jadeante le decía "topao", y enseguida se echaba a correr cuesta abajo riendo a carcajadas.

EN LA BOCA DEL LOBO
Desde mi habitación en la clínica, temprano en la mañana alcancé a oír esta conversación:
— "¿Y la paciente que llegó anoche con el fuerte dolor, Dr. Mancebo?"
—  "Ah, era sólo una cuestión estomacal, parece de algo que comió… pero la dejamos en observación durante toda la noche".
—  "¿Qué me dice, doctor Mancebo? ¿Cuál es nuestra consigna y práctica?", dijo el que parecía el dueño de la clínica enfadado, alzando la voz.
—  "¡Cuchilla y después averigüe, Dr. Molongo!, esa es la consigna, pero mi conciencia no me permitió operarla..."
—"Dr. Mancebo, su conciencia no es que paga estos aparatos caros que tenemos, ni los salarios altísimos que pagamos, incluyendo el suyo. Reexamine a la Dña. y proceda a un diagnóstico más realista".
Seguido oí esto salí de ahí más rápido que lo que tarda un gallo en echar un polvo.

EL VIVO QUE FUE RESUCITADO
"Él me dijo que iba a un funeral, pero no que él era el muerto”. Así se expresó el patrón del joven que un pastor cristiano “resucitó” con vítores y aleluyas de una multitud creyente en Sudáfrica, cuando le dieron la buena nueva de que su empleado había regresado del más allá a morar entre los vivos.

SOLEDAD COMPARTIDA
"Y total... no llovió...", dijo uno de los contertulios —el que era médico, como señalando el final de la tertulia—, las únicas palabras que proferían en el grupo desde que tres horas antes uno de los cuatro preguntara, "¿fue a hablar o a beber que vinimos?", como protesta a que uno de ellos dijera: "¡qué calor hace!". Habían pasado más de ocho horas, y habían ingerido varios litros de ron con hielo y agua, desde que al sentarse a las seis de la tarde del día anterior el cuarteto en la galería, uno de ellos comentara: "parece que va a llover".

SU CAMINANTE VOLVIÓ
Trotamundos, que cargó por años con dignidad sus tres heridas —la del amor, la de la vida, la de la muerte—, no fue lo suficientemente fuerte para soportar el “tú no eres quien yo espero”, de Penélope. Cuando al fin ella comprendió que sí era él quien había regresado, cuando lo buscó, ya era demasiado tarde. Los lugareños cuentan que esa misma noche fue al parque, y en el banco donde solía esperarlo colocó los zapatitos de tacón, el bolso de piel marrón y su vestido de domingo, y les prendió fuego; de allí se dirigió a la playa, se llenó los bolsillos del sobretodo de piedras y se le vio adentrarse al mar hasta desaparecer en las aguas del Caribe. Dicen quienes aseguran que a veces se ve a su fantasma deambular solitaria por el muelle de San Blas, que su rostro demacrado tiene la impresión estática de una instantánea de la famosa pintura “El grito”.

Isaías Ferreira Medina

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entradas populares