miércoles, 18 de octubre de 2023

5 MICROFICCIONES - VII

I. EL PODER DEL VICIO 
Los que estaban en frente de la compraventa “El Empeño”, vieron a Secundino entrar a esta caminando normalmente, excepto por la ligera cojera que se le conocía. Unos quince minutos más tarde le vieron salir saltando de forma experta en una sola pierna y unas cuantas casas más adelante, todavía saltando, entrar en el establecimiento de "Pedro el tuerto", donde todos sabían operaba un "casino clandestino", en el que se apostaba hasta a los gallos, día y noche.

II. ESCAPANDO A LA CATÁSTROFE
— “Armandito, los que se jodieron son los que no tienen un avión como nosotros para huir de las desgracias”, dijo el acaudalado Polibio pavoneándose de su seguridad, mientras observaba la destrucción y devastación allá abajo. 
— “Jefe, casi no tenemos combustible y no hay lugar seguro donde aterrizar… todo está ardiendo”.
— “¿Y no nos da para llegar a Puerto Rico?”
— “Está muy lejos, jefe”, dijo Armandito
— “Pues nos jodimos también”, dijo Polibio, sobrecogido por el pánico, mientras observaba a su familia, que estaba inocente de la situación.

III. PRESO
Kermeto el genio, sin que le sobrara material, y sin tener que salir afuera, en un cálculo perfecto, construyó su casa de concreto desde adentro, pero en su ensimismamiento se le olvidó hacerle puertas y ventanas...

IV. ENTRE CRÍTICO Y AUTOR
— Hola, Orestes, te llamo para felicitarte por tu nueva novela “Detectives y espías nanotubulares”
— Gracias, espero te gustara, Cojete…
— Hermano, me encantó… sólo que, si hubiera sido yo, cambio un poco la estructura y el final…
— Por un lado, me alegra que te encantara… por otro, me apena que te decepcionara la estructura y el final… pero es mi versión y lo mejor que pude lograr con muchísimo esfuerzo… lo único que te puedo decir, Cojete, es: escribe tu propia versión para que incorpores los elementos estructurales y de estilo que te satisfagan… bye!
— ¡Guao! … espera, espera… Orestes...

V. AMOR AHOGADO
Cuando terminaron sus amores, ella le dijo, para consolarlo:
“Solamente tengo una petición para hacerte: no olvides los poemas que escribí para ti…” 

Tiempo después, él le contestó:
"Tus poemas almibarados,
Sacrosantos y bienamados,
Los que en el bolsillo trasero
Coloqué con esmero;
Debo decirte con pena,
Que han perecido ahogados,
Por culpa de un aguacero
Que me mojó el cuerpo entero".

Isaias Ferreira Medina

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