5 MICROFICCIONES - VIII

I. LECCIÓN INOLVIDABLE

— ¿En qué puedo ayudarle, agente?

— Señora Gutiérrez, recibimos una llamada de que en esta dirección se está abusando física y verbalmente a un muchacho. ¿Qué dice usted a eso?

— Agente, si exigirle a mi hijo que limpie su cuarto es abuso verbal y si darle un par de chancletazos cuando trató de agredirme es abuso físico, me declaro culpable…

— Sra. Gutiérrez, golpear a sus hijos no está bien…

— Déjeme decirle, agente, los granujas de esta generación son irrespetuosos y débiles… uno como padre o madre no puede decirles nada para corregirlos porque según ellos uno le está gritando y yo la verdad no quiero ser cómplice de criar un vago o peor, un delincuente… esto es lo que vamos a hacer, agente: llame a los servicios sociales y que se lo lleven. ¡Ya no puedo más!

— No, Ma, yo no quiero irme de aquí… por favor, perdóname…

— No, si no vas a obedecer mis reglas y disciplina, usted se va de aquí… y se acabó…

— No, Ma, por favor… yo voy a hacer lo que tú dices…

— Ok, ya estoy jarta… si no cumples… yo soy la que voy a llamar la policía y los servicios sociales y te me vas a largar de aquí, ¿entiendes?

— “¿Estamos de acuerdo, hijo?”, dice el agente

— “Sí, Sr. agente”, dice el muchacho

— “Ok, no quiero oír más llamadas de esta dirección, o alguien va a ir preso”, se despidió el agente policial.

II. CÓMO CONTABA FIBONACCI

"¿Qué es esto, Fibo?", preguntó la madre al pequeño Fibonacci.

"0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584, 4181, 6765, 10946, 17711, 28657, 46368, 75025, 121393, 196418, 317811...", mamma.

"¿Por qué siempre tienes que ser diferente? ... ¡cuenta como la gente normal, cojollo!"

III. LA PROTECCIÓN DE BRUNA

Bruna vivía en un área que en el pasado se había inundado. Ella rezaba constantemente para que nunca sucediera mientras viviera allí y sus oraciones parece que habían surtido efecto pues en mucho tiempo no hubo lluvias lo suficientemente intensas para causar inundaciones que la afectaran; sólo un día hubo una que acumuló agua pero que no llegó a su casa por estar ubicada un poco fuera del alcance de la laguna en que se convirtieron las calles del lugar. Algunos de sus vecinos no fueron tan dichosos; agua y lodo arruinaron casi todas sus pertenencias. Bruna dio gracias a su Creador por protegerla del desastre y siguió orando a diario con más fervor para seguir siendo bendecida por su Dios. Pasó el tiempo, hubo dos inundaciones más que nunca llegaron a casa de Bruna, aunque con el mismo balance desastroso para los vecinos. La manifestación de agradecimiento de Bruna a su protector no se hizo esperar. Un día, no se sabe si se descuidó en sus oraciones o cual fue la causa, lo cierto es que hubo una tormenta que anegó todo el vecindario, incluyendo su casa, la que además quedó destrozada por un árbol milenario que le cayó encima al sucumbir este a los fuertes vientos huracanados que lo embistieron, mientras Bruna dormía tranquila segura de que estaba protegida.

IV. AVENTURAS DEL TÍO PASSOLINI

Por lo bajo, sus amigos se referían a Tío Passolini como la “sirena herida”, y aunque él nunca supo cuál era el chiste, siempre le chocaba que cuando llegaba al grupo, o cuando jugaban dominó o damas o parché, de repente uno de ellos hacía un gesto con las piernas juntas, medio sentado de lado en la silla, al tiempo que emitía un silbido agudo y parecía peinarse con coquetería, lo que simulaba, según ellos, a una sirena sentada en una roca cantando, lo que dislocaba a los marineros. Esto, huelga decir, causaba risas incontrolables entre los presentes y ponía incómodo al Tío, que se refería a sus amigos como zánganos y pendejos. 

Todo comenzó unos días después que tío Passo llegara al grupo con un ojo amoratado y una cortada en la ceja derecha, lo que él tapaba con una curita. La respuesta que dio entonces a las preguntas de “¿qué te pasó, Passito?” fue que se accidentó mientras intentaba alcanzar la cotorra de Edu que había quedado atrapada en una de las trampas que tenían para atrapar cuyayas. La respuesta por el momento pareció razonable, convincente y por tanto satisfactoria. Sin embargo, la verdad no tardó mucho en salir a flote, por medio precisamente de la testigo ocular de los hechos, quien contó con lujos de detalles que tío Passo estaba de visita en su lecho cuando en eso llegó Parcocho, su marido, y Tío Passolini, apresurado por vestirse, metió los dos pies en la misma pierna del pantalón y cuando se quiso parar se fue de bruces y cayó en una esquina del tocador causando el daño que hemos descrito.

V. CHIFLADO EN APUROS

Hoy me dio con endulzar el café con miel de abejas… lo que en realidad no es cosa del otro mundo, pues a menudo, para experimentar, ligo café con cuantas cosas me vienen a la mente: con crema de habichuelas, avena, jugos, principalmente de naranjas, pero más, de frutas exóticas… en días pasados preparé arroz con café y maple syrup, pero lo que ha puesto a mi familia en alta alerta es que me las paso hablando solo y peleando con los alienígenas que nos invaden a diario y los espíritus burlones que sólo yo y unos cuantos dotados como yo podemos ver; me gusta estar desnudo y vivo pregonando la realidad de mi mente como la vivo, lo que los chuecos estúpidos de mi familia no entienden… recientemente me paró la policía manejando de reversa en vía contraria y para colmo, dos días después los llamé al cuartel y pregunté: “¿usted comió hoy”, y al contestarme que no, le dije al oficial: “pues coma mierda”… ya no tengo licencia de manejar… todo el mundo me la está poniendo difícil, creo que no tengo a nadie que me comprenda y unos tipos me persiguen y quieren hacerme daño… estoy en la antesala del manicomio y yo no quiero volver pa’llá… ¿algún alma caritativa quiere adoptarme? … soy rico, me saqué unos millones hace unos meses en la lotería, pero no le he dicho na’ a los ingratos de mi familia, pues no lo merecen y de seguro se adueñarán del premio. Soy bueno, puro, de alma noble, pero incomprendido y estoy acorralado y desamparado. ¡Auxilio!

Isaías Ferreira Medina