… en gran medida, sólo somos relatos…
Eso es así y creo que, en cierto sentido, las cosas existen cuando se cuentan. Recuerdo una frase de mi novela Mañana en la batalla piensa en mí, en la cual se decía: ‘el mundo depende de sus relatores’. Lo que ha sucedido en sí mismo, nunca es nada si no hay alguien que lo cuente. Lo sucedido pasa al olvido si no hay memoria o relato.
Hay escritores que abordan la muerte, el amor o algún tema para entenderlo. ¿Qué piensa al respecto?
Uno no entiende mucho más sobre casi nada después de escribir un libro. Una de las razones por las que escribo es porque me parece que, escribiendo pienso mejor sobre las cosas, que de ninguna otra manera. Y creo que eso en realidad le pasa a todo el mundo, sean escritores profesionales o no. La gente escribe diarios, blogs o cartas y, a veces, para entenderse y explicarse mejor. La escritura da forma a los pensamientos. Ahora bien: de ahí a que uno entienda más sobre la muerte o sobre el amor media un abismo. A mí me gusta recordar a menudo una cosa que dijo Faulkner sobre la literatura: «La literatura lo más que logra es lo mismo que un fósforo cuando se enciende en mitad de la noche, en mitad de un campo. Esa cerilla en realidad no ilumina nada, lo único que permite ver mejor es cuánta oscuridad hay alrededor».
Para los jóvenes autores
«El único consejo que yo siempre puedo dar a los escritores jóvenes o en ciernes es que no quieran convertirse en escritores como temo que hoy en día, al menos aquí en España, sucede a menudo. Es como si para alguna gente lo importante fuera volverse escritor porque es un tipo de figura pública que no está mal, que es relativamente apreciada y respetada, que se puede hacer un poco famoso y que incluso, con mucha suerte, puede ganar mucho dinero. Y tienen la sensación, a menudo, de que escribir los libros que se precisan para convertirse en escritor es un trámite necesario, pero engorroso. Esa es la actitud que veo en muchos jóvenes, que me parece mala. La actitud realmente tiene que ser que a usted le guste escribir, que usted la pase muy bien escribiendo, aunque también sufra. Y si luego hay suerte y puede publicar su libro y tiene éxito, maravilloso. Pero lo importante es que disfrute escribiendo y leyendo. Yo siempre he creído que ahora que hay tantas escuelas de creación literaria, como todo esto que llaman en Estados Unidos Creative Writing y demás, la mejor escuela siempre sigue siendo la del lector».
Reflexión sobre la verdad
«Uno de los asuntos de esta novela [Los enamorados] es sobre la imposibilidad de saber nada a ciencia cierta. Hay una frase que aparece en el libro, que dice algo así como que ‘la verdad es siempre maraña, incluso la verdad ya desentrañada’. Si nos paramos a pensar en nuestra propia vida, que es la que teóricamente conocemos mejor, e intentamos contar lo que nos ha pasado, en seguida nos encontramos con zonas de enorme sombra y penumbra».
25 de junio de 2011
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