… al presentar Netflix la adaptación en forma de miniserie de su novela
Nadie nos vio partir
Por Flor Millanarváez
La escritora mexicana
Tamara Trottner
conversó con Revista Pasajes sobre la adaptación de su novela
Nadie nos vio partir
como serie de Netflix. Además, hablamos sobre su obra literaria, su novela
Pronunciaré sus nombres, su proceso creativo y la experiencia de ver
cómo su historia cobraba vida en la pantalla.
Para los que no sepan la historia, el padre de Tamara secuestra a Tamara y a
su hermano Isaac, siendo ellos unos niños. Los niños no saben que es un
secuestro. Piensan que están de viaje con su papá y que su mamá no quiso ir.
Sólo que este viaje dura dos años y las estancias entre Italia, Francia,
Sudáfrica e Israel son muy largas. La madre mueve cielo, mar y tierra para
encontrar a sus hijos y pelear su custodia legal. Al crecer, Tamara Trottner
decide escribir su historia en forma de novela.
En la revista Pasajes nos encantan los libros que hablan de libros y los
libros que hablan de escritura. Si me preguntan de qué trata
Nadie nos vio partir, es la historia de una mujer que se vuelve
escritora a partir de la reconstrucción de su propia historia. A lo largo de
la novela, vemos como la narradora intenta unir las piezas del rompecabezas
y armarlas para formar una historia.
¿Cómo decidiste escribirlo así?
Esta novela nació en la tradición oral y eso se nota en la novela. Lo que yo
oía y lo que yo contaba. Llevaba años contando esta historia. Primero a mis
compañeritos en la primaria y luego a los demás. Esta historia la tenía
moviéndose en las entrañas y que yo necesitaba contar. La fui escribiendo un
poco como la contaba. Cuando platicamos algo, generalmente, no es de forma
lineal. Hay saltos, interrupciones los “ah, no, porque mira, no, me acuerdo
que antes de eso…” Y eso nos lleva al presente. Con esa oralidad comenzó el
proceso de escritura. Es una historia que yo ya la tenía asumida, armada, y la
narro como yo la entendía. Entonces, la verdad es que nunca tomé decisiones
formales sobre la manera de escribirla. Me senté a escribir y todo lo demás
fue saliendo.
A partir del siglo XX ya no creemos en una verdad como absoluto. Ya no se
narra “la verdad” ni en literatura, ni en historia. Más que una novela
autobiográfica, es autoficción.
Lo he dicho siempre, es mi versión de una historia y por eso lo llamo
autoficción, porque es mi versión, es lo que yo viví, es lo que yo recuerdo,
que muy probablemente es muy distinto a lo que recuerda mi hermano, mi papá,
mi mamá.
¿Por eso está narrado en primera persona o es una elección formal?
Bueno, sí, así lo contaba y así es como me lo he contado siempre, porque
finalmente pues yo soy la protagonista, a mí me sucedió y además lo aclaro al
principio de la novela. Tenía que ser en primera persona porque yo estoy
tomando la responsabilidad de eso que cuento. No podría yo ponerlo en voz de
otra persona sin saber si eso es lo que siente, ¿no? En la serie está contado
desde el punto de vista de la cámara y de la directora.
Narras una historia que te pasó de niña, los recuerdos están borrosos entre
lo que te acuerdas y lo que te cuentan. ¿Cómo hiciste la investigación para
contar ese suceso?
En realidad nunca hice investigación. La única decisión consciente que tomé
antes de escribir la novela era, tengo dos caminos. Uno es realmente
investigar, hablar con mi mamá, con mi hermano, con las amigas de mi mamá, con
mi papá que todavía estaba vivo en ese momento y tratar de armar la historia,
preguntarles. El otro camino era meterme en la niña de cinco años y
preguntarle a ella: ¿qué recuerdas?, ¿cuáles son tus memorias? Y me fui por
ese camino. Entonces, la verdad, la investigación fue muy, muy poca.
De hecho, cuando me reencuentro con mi papá, un poquito es en tono de reclamo:
¿Cómo te atreviste a hacer sentir a estos niños que su mamá no los
quería?
El resto de las pláticas y el resto del contacto que tuve con él hasta que se
murió, era para reestablecer una relación más que de enterarme de lo que había
pasado antes. Como que lo que estaba yo escribiendo,
Nadie nos vio partir, era lo que yo recordaba.
Hablar de historias familiares es muy de literatura judía y muy de
literatura latinoamericana. Esto me lleva a tu segunda novela
Pronunciaré sus nombres en la que narras la historia de tus
antepasados en Ucrania desde finales de siglo XIX y cómo se van saliendo, en
distintos momentos de Europa, para llegar a México o a Estados Unidos. Yo me
imagino como una historiadora que va al archivo a buscar datos. ¿Hiciste ahí
una investigación histórica?
En Pronunciaré sus nombres empecé con un libro que escribieron unas
primas. Una de ellas, se ha dedicado a tener escrita la historia familiar. No
en una novela, no es un libro literario, es un libro de datos. “Este nació
acá, éstos nacieron, éstos tuvieron hijos”. Entonces, eso me ayudó muchísimo
para entender a mi familia. Y entonces después me metí a buscar, investigar la
historia con H mayúscula, esta historia de Wikipedia. La historia histórica. Y
fíjate, Flor, que me di cuenta que esa historia estaba hecha de datos, estaba
hecha de estadísticas. Murieron un millón acá, sobrevivieron 250. Pero yo ya
tenía la historia de mi familia, la historia con el nombre de Moishe, con el
nombre de Ana, con el nombre de Minke. Y entonces dije, cada uno de esos
números, cada una de esas estadísticas, es un ser humano que tenía una mirada,
un anhelo, un sueño; que al irse dejó atrás las tumbas de sus muertos, sus
casas, sus canciones de cuna. Y entonces eso fue lo que traté de poner en
Pronunciaré su nombres. Yo dudaba si escribo [o]no esta historia porque
dije: Otra historia de la segunda guerra mundial, de exilio, de pogromos, ya
hay muchas. Pero luego me di cuenta que podía yo escribir una historia que no
fuera de esa muerte como lo habla la mayoría; sino que fue una historia de
vida a pesar de la muerte. De estos que sí sobrevivieron, cómo lucharon, qué
sucedió, para darles una mirada y finalmente para pronunciar sus nombres. Sí
creo que al pronunciar los nombres, entonces sí los convertimos en personas y
no en números. Sí, son historias parecidas, pero no son iguales. No son
iguales. Todos tienen su matiz de algo diferente porque son seres humanos.
¿Cuál es la diferencia de investigar tu vida a investigar [la] de otros?
Como te digo, Nadie nos vio partir salía de mi memoria, las fechas eran
o no eran, si coincidían, no me importaba porque finalmente es mi memoria. En
Pronunciaré sus nombres, los datos históricos tenían que ser verídicos,
comprobados. Nayeli, que es una editora maravillosa de Alfaguara, fue la que
revisó dato por dato de mi novela. De repente me decía:
“Tú dices que esto sucedió en 1906, pero en realidad yo creo que fue en
enero de 1907”. Ella me ayudó a verificar todos los detalles, incluso los nombres de los
barcos, la cantidad de gente que iba en ellos.
Pronunciaré sus nombres es fiel históricamente y además tiene emoción
familiar. En Nadie nos vio partir no importa si no es el año exacto.
Incluso, en la serie, se fueron diez años antes. Fue una elección estética.
Los coches, los peinados de la década de los sesentas le gustaron más a la
producción, pero no importa.
¿Ya has tenido comentarios de lectores sobre la serie? Acaba de salir, pero
¿Alguien te ha dicho algo? ¿Le gusta al público? Sé que participaste en la
realización, pero ¿te gustó cómo quedó?
Yo ya la vi toda. La vi en una computadora y la vi antes de que tuviera toda
la musicalización. Ahora la estoy volviendo a ver ya cómo está. Pero estoy
sorprendida de toda la gente que me contacta para decirme que ya vio completa
una serie que acaba de salir. Hasta ahorita, la verdad, he recibido muy buenos
comentarios de la gente entusiasmada con la parte emocional de la serie. La
serie no es idéntica al libro. Como dijimos, en la novela vemos a la narradora
creciendo, tratando de armar su historia y en la serie son sólo los dos años
del secuestro, con algunos saltos temporales al pasado para dar contexto.
No es lo mismo narrar de forma literaria que cinematográfica. ¿Tú cómo
sientes que evolucionan los personajes en la serie comparado a la novela?
Algo que hace muy bien la serie es mostrar cómo Leo y los niños van creciendo.
Se ve más en la serie que en la novela este sufrimiento de Leo de ya no querer
seguir en eso y de la manipulación que sufre. En el libro, eso lo cuento
tiempo después cuando, ya de adulto, le pregunto a mi padre cuál es su versión
del pasado. En la serie se ve en ese momento Leo llorando, Leo desesperado,
Leo diciéndole al papá es que ya quiere regresar. Y creo que eso está muy
padre porque sí siento que Leo como personaje va madurando. Y me gusta mucho
cómo lo interpreta Emiliano Zurita que es un gran actor.
Como te digo, la serie agrega anécdotas que no salen en el libro, pero logra
en una sola escena configurar perfectamente el carácter del personaje de
Valeria. Al final del segundo capítulo de la serie, vemos como Valeria toma
las riendas de su vida. En la novela me tardo páginas y páginas en narrarlo,
mientras que Netflix lo dice en una sola escena que ni existe en el
libro.
¿Qué no te gustó de la adaptación a la serie?
Me gusta más la parte de París en la novela, que es de las estancias más
largas. En la serie parece que estuvieron una semana. Me quedó a deber la gran
historia de amor entre Valeria y Carlos. Como ya sabes le dedico muchas
páginas; pero entiendo que no se puede hablar de todo en una serie de cinco
episodios. Aunque la serie no sea fiel al libro cien por ciento, está muy bien
lograda. Vale mucho la pena que los lectores que ya conocen la novela vean la
serie, porque complementa, sobre todo con esta mirada de los papás y no sólo
de la niña. Y espero que quienes vean la serie, decidan leer la novela para
entender, de forma más amplia toda la historia.
La entrevista tiene fecha de octubre 18, 2025
SOBRE LA NOVELA
por
Tamara Trottner
«Conmovedora y fascinante historia, escrita con elegancia y sabiduría.
Tamara Trottner escribe su primer libro como quien lleva toda la vida
escribiendo. Porque quien descubre y entiende el dolor y las dichas de
otros, teje su destino con madurez y generosidad. Éste es un libro que
emociona y fascina.»
Ángeles Mastretta
La novela de Trottner es una pieza de autoficción basada en un evento
impactante de su infancia: el secuestro de ella y de su hermano por parte
de su propio padre. Esto ocurrió en México en la década de 1960. El caso,
narrado en el libro, es un ejemplo de lo que hoy se conoce como
violencia vicaria.
«La mesa es redonda. De caoba. Cabe apenas un teléfono gris de disco. Miro
hacia arriba, a esta edad todo se mira hacia arriba. Mi hermano y yo
escuchamos angustiados las palabras que nuestro padre dice al auricular. Yo
paseo la mirada de uno al otro sin entender muy bien lo que sucede. Acabo de
cumplir cinco años. Éste es el último día de mi infancia.»
La pasión no se equivoca, pero a veces se extravía. Por venganza en contra de
su esposa, un hombre secuestra a sus hijos y huye con ellos a distintos
países. Comienza así una guerra entre dos poderosas familias que ejercen su
autoridad y su riqueza hasta las últimas consecuencias.
Para una niña de cinco años es difícil comprender que su vida se vea sacudida
por una tolvanera de amores y odios, venganza y protección, verdades
imperiosas y, sin embargo, opuestas: odiar a quien más ama, confiar en quien
le ha mentido. En esta nueva existencia, ella tratará de entender que hay
amores que no tienen remedio, que hay vidas que no son normales, que hay odios
que no tienen válvula de escape, y que la única verdad absoluta es que el amor
incondicional está lleno de condiciones.
«Siempre me pregunté qué contaría la historia de Ana Karenina de haber sido
escrita por una mujer. Nadie nos vio partir es narrada por Tamara Trottner
de tal manera que ofrece una posible respuesta. Una profunda novela
familiar, mexicana y universal al mismo tiempo. Espléndida.»
Alma Delia Murillo
¿QUIÉN ES TAMARA TROTTNER?
Tamara Trottner es la autora del libro “Nadie nos vio partir”, que se basó en
su experiencia personal cuando ella y su hermano Isaac fueron apartados de su
madre.
SUS ESTUDIOS. Nació en México D.F. Estudió tanto la primaria como
secundaria en el Colegio Hamilton, donde nació su amor por los libros y la
lectura. Varias de las amistades que formó en las aulas siguen en su vida
hasta la actualidad. Más adelante, estudió Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Anáhuac, de la cual es licenciada, posteriormente sacó su Maestría
en Apreciación y Creación Literaria en casa Lamm y un Doctorado en
Investigación y Creación Literaria con especialidad en novela. Dice Tamara
Trottner en la biografía que pone en su blog: “Estoy casada y tengo tres hijos
que son, por encima de todo, mi pasión más profunda y mis maestros más
implacables.” Además, se convirtió en abuela.
Sitio web de
Tamara Trottner
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