viernes, 17 de noviembre de 2023

LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ

Novela por
Carlos Fuentes
Reseña y notas biográficas por Paty Rogel
El Club de la Lectura

Hablemos hoy de «La muerte de Artemio Cruz», del escritor mexicano Carlos Fuentes, una novela propia del boom, con todo lo grandioso y todo lo cuestionable que ello conlleva.

Publicada en 1962, «La muerte de Artemio Cruz» es una indagación sobre el pasado de México, desde la Revolución hasta mediados del siglo XX, narrada a través de la voz de un anciano hombre de negocios que en su lecho de muerte rememora episodios de su vida y reflexiona sobre sus relaciones familiares, entre las que figuran, una mujer que no lo ama, una hija que lo desprecia, viejos amores apasionados, un hijo muerto en la Guerra Civil española.

     «Todos necesitamos testigos de nuestra vida para poder vivirla».

El argumento presentado a grandes trazos puede parecer sencillo, recurrente incluso. El protagonista de esta obra nos cuenta cómo fue su vida, sus amores y desamores, su participación en la Revolución Mexicana, la lucha por unos ideales que después abandonó, el cómo consiguió ascender de clase social hasta lo más alto, el trato con su familia, sus momentos más nobles, pero también los más miserables… Nos muestra, en definitiva, su más exacto yo, sin pudores, en un contexto histórico bien definido que será el factor determinante más importante de su vida: el México de la primera mitad del siglo XX.
A lo largo de la novela, Artemio Cruz se muestra como un hombre desilusionado, cobarde, traicionero, manipulador, sin escrúpulos, sin verdaderos afectos. Tras estos flamantes antecedentes, obviamente su familia solo se preocupa por encontrar su testamento y él solo se preocupa por dejar bien atados sus negocios.

     «Pensarás que has hecho tantas cosas cobardes que el valor te resulta fácil».

Pero lo que destaca en la novela es la experimentación narrativa, ya que el texto alterna fragmentos narrados en primera persona y en presente-futuro que se refieren a las últimas horas de vida del protagonista, además de los fragmentos en segunda persona, que son los debates que transcurren en la mente torturada de Artemio y fragmentos en tercera persona y en pasado, situados en un momento que se indica mediante una fecha, y que van desde el momento del nacimiento de Artemio Cruz en 1889 hasta su muerte en 1959.

     «Sobrevive con la memoria, antes que sea demasiado tarde, antes que el caos te impida recordar».
     «La memoria es el deseo satisfecho hoy que tu vida y tu destino son la misma cosa».

Para que todo esto quede claro, cada uno de los fragmentos se inicia con el pronombre correspondiente "Yo", "Tú", "Él". La suma de estos fragmentos dispersos de personalidad y de historia dan una imagen desencantada del México contemporáneo, en el que cualquier ideal que pudiera albergar la Revolución se ha visto sustituido por la ambición, la corrupción y el mercantilismo.

     «Una revolución empieza a hacerse desde los campos de batalla, pero una vez que se corrompe, aunque siga ganando batallas militares ya está perdida».

El uso de las palabras, la puntuación y los tiempos verbales de una manera poco corriente hacen de la obra una fiesta inédita de la literatura. Desde la primera página, es una lectura que agota mentalmente; requiere para sí de tiempo y concentración.

Esta no es, realmente, la más compleja de las novelas que se escribieron durante la época del boom. El propio Carlos Fuentes alcanzó, en “Terra Nostra”, un nivel de complejidad narrativa, estilística y simbólica aún mayor.

Curiosamente, «La muerte de Artemio Cruz» es contemporánea de otra obra de Fuentes, “Aura”, que no tiene nada que ver, ni temática ni estilísticamente, ya que “Aura” es una novela corta de género fantástico, cuya mayor experimentación consiste en estar narrada en segunda persona y en futuro. De hecho, “Aura” parece ser un divertimento escrito para descansar de la enorme exigencia de Artemio Cruz.

En palabras del propio Fuentes: "Pues bien, Aura y Artemio Cruz son novelas escritas a la misma vez. Tuve que alejarme de Artemio Cruz. Estaba muy cansado de escribirla, así que escribí Aura. Y son novelas complementarias, Artemio Cruz es una novela de la muerte de la vida, y Aura es una novelita de la vida de la muerte".

Lo cierto es que las dos, casi sin parecer del mismo autor, son obras que conviene leer. Y eso les concede un mérito especial.

«La muerte de Artemio Cruz» es una gran obra, que consigue conectar simpáticamente a Artemio Cruz con el lector. Artemio Cruz, tan listo y desgraciado, tan rico y lento, son imperdibles las voces, los caballos en el río, las repeticiones sin repetir.

     «Dejarás que los demás afirmen tus cualidades y tus defectos; pero tú mismo, ¿Cómo podrás negar que cada una de tus afirmaciones se negará, que cada una de tus negaciones se afirmará?»

Éste es uno de esos libros que por un motivo u otro impactan sobremanera a su lector, para bien o para mal, y esa es una capacidad que, en mi opinión, es digna de alabar, por ello es recomendable su lectura.

     «Legarás este país; Legarás tu periódico, los codazos y la adulación, la conciencia adormecida por los discursos falsos de hombres mediocres; Legarás las hipotecas, legarás una clase descastada, un poder sin grandeza, una estulticia consagrada, una ambición enana, un compromiso bufón, una retórica podrida, una cobardía institucional, un egoísmo ramplón».

Después de leer «La muerte de Artemio Cruz», la lectura de otras obras, sean del género que sean, será mucho más crítica y completa.

     «… Tu escogerás dejarlo en manos de Catalina, no lo llevarás a esa tierra, no lo pondrás al borde de su propia elección: no lo empujarás a ese destino mortal, que pudo haber sido el tuyo: no lo obligarás a hacer lo que tú no hiciste, a rescatar tu vida perdida: no permitirás que, en una senda rocosa, esta vez, mueras tú y se salve ella…»

«La muerte de Artemio Cruz» es una novela en la que la degradación moral y física del protagonista es inversamente proporcional a su ascenso mundano. Así, mientras Artemio Cruz accede progresivamente a los cargos de gobierno y obtiene el respeto y la admiración sociales, traiciona, por otro lado, sus ideales de juventud y se va rodeando, lentamente, de una soledad sumergida en la multitud.

«La muerte de Artemio Cruz» es una historia sobre la muerte en la vida.

Sin capítulos, sino en pequeños fragmentos que entrelazan las sensaciones de Artemio Cruz, con el recuerdo de los momentos más importantes de su vida, la novela es un continuo flash-back y recuento de todas sus memorias.

«La muerte de Artemio Cruz», de Carlos Fuentes.
Novela de ficción histórica.
Novela de realismo mágico.
Fascinante.


CELEBRANDO A CARLOS FUENTES (BIOGRAFÍA)
Por Paty Rogel

Hoy celebramos a Carlos Fuentes Macías, escritor y diplomático mexicano. Nació en la Ciudad de Panamá, el 11 de noviembre de1928. Hijo de padres mexicanos, su padre fue un diplomático que viajaba constantemente a diversos puntos de América, fue esa razón por la que Carlos Fuentes nació en Panamá, en uno de esos múltiples viajes.

Tuvo una infancia cosmopolita y estuvo inmerso en un ambiente de intensa actividad intelectual. Licenciado en leyes por la Universidad Nacional Autónoma de México, se doctoró en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza. Su vida estuvo marcada por constantes viajes y estancias en el extranjero, sin perder nunca la base y plataforma cultural mexicanas. En la década de los sesenta participó en diversas publicaciones literarias. Junto con Emmanuel Carballo fundó la Revista Mexicana de Literatura, foro abierto de expresión para los jóvenes creadores.

A lo largo de su vida ejerció la docencia como profesor de literatura en diversas universidades mexicanas y extranjeras, y se desempeñó también como diplomático. Impartió conferencias, colaboró en numerosas publicaciones y, junto a la narrativa, cultivó también el ensayo, el teatro y el guion cinematográfico. Algunos de sus ensayos de tema literario fueron recopilados en libros como "La nueva novela hispanoamericana" (1969) y "Cervantes o la crítica de la lectura" (1976).

A los veintiséis años se dio a conocer como escritor con el volumen de cuentos "Los días enmascarados" (1954), que fue bien recibido por la crítica y el público. Se advertía ya en ese texto el germen de sus preocupaciones: la exploración del pasado prehispánico y de los sutiles límites entre realidad y ficción, así como la descripción del ambiente ameno y relajado de una joven generación confrontada con un sistema de valores sociales y morales en decadencia.

Su éxito se inició con dos novelas temáticamente complementarias que trazaban el crítico balance de cincuenta años de la revolución mexicana: "La región más transparente" (1958), cuyo emplazamiento urbano supuso un cambio de orientación dentro de una novela que, como la mexicana de los cincuenta, era eminentemente realista y rural; y "La muerte de Artemio Cruz" (1962), brillante prospección de la vida de un antiguo revolucionario y ahora poderoso prohombre en su agonía. Ambas obras manejan una panoplia de técnicas de corte experimental como el simultaneísmo, fragmentación y monólogo interior. Un bien manejado recurso para captar y reflejar una visión compleja del mundo. Dentro de aquel fenómeno editorial de los años 60 que, desde España, daría a conocer al mundo la inmensa talla de los nuevos narradores del continente, Carlos Fuentes fue reconocido como autor de la misma relevancia que el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o el peruano Mario Vargas Llosa.

Otras de sus obras; "Las buenas conciencias" (1959), que cuenta la historia de una familia burguesa de Guanajuato. Esta obra cimentó un ciclo denominado por el autor "La edad del tiempo", obra en constante progreso a la que se fueron sumando diversos volúmenes.

Espíritu versátil y brillante, Fuentes tendió a abordar en obras ambiciosas y extensas (a veces incluso monumentales) una temática de hondo calado histórico y cultural; la novela es concebida entonces con máxima amplitud, como un sistema permeable capaz de integrar elementos en apariencia dispersos pero dotados de poder evocativo o reconstructor.

Son de destacar también, "Cambio de piel" (1967), con las abundantes divagaciones a que se abandonan cuatro personajes ante el espectáculo de una pirámide de Cholula. "Zona sagrada" (1967) retrata la difícil relación entre una diva del cine nacional y su hijo. "Terra Nostra" (1975), novela muy extensa que muchos consideraron inabordable, y que es probablemente su obra más ambiciosa y compleja; en ella llevó al límite la exploración de los orígenes del ser nacional y de la huella española, como el ejercicio del poder absoluto por parte de Felipe II en las colonias de América. A esta selección se agrega la novela corta "Aura" (1962), historia mágica, fantasmal y extraña en la mejor tradición de la literatura fantástica. Diverso carácter posee "La cabeza de la hidra" (1978), que, bajo la modalidad de una novela de espionaje, trata sobre la corrupción de la vida política mexicana; la "hidra" del título es el petróleo mexicano, una riqueza natural que no genera prosperidad, sino dinero, corrupción y esclavitud. Al igual que "Gringo viejo" (1985), novela sobre la estancia y desaparición del periodista norteamericano Ambrose Bierce en el México revolucionario, fue llevada al cine. Posteriormente publicó "Los años con Laura Díaz" (1999), "Instinto de Inez" (2001), "La silla del águila" (2003), "Todas las familias felices" (2006), "La voluntad y la fortuna" (2008) y "Adán en Edén" (2009). Ensayista, editorialista de prestigiosos periódicos y crítico literario, escribió también obras de teatro, como "El tuerto es rey" (1970) y "Orquídeas a la luz de la luna" (1982).

Una inteligencia atenta al presente y sus inquietudes, el profundo conocimiento de la psicología del mexicano y una cultura de alcance universal hacen de su obra un punto de referencia indispensable para el entendimiento de su México.

Extraordinario narrador y ensayista, uno de los escritores más importantes de la historia literaria de México. Una mente brillante que buscó en las ficciones la explicación del mundo.

Figura fundamental del llamado boom de la novela hispanoamericana de los años 60.

En 1987 fue galardonado con el Premio Xavier Villaurrutia en 1976 por "Terra nostra", además de que recibió el Premio Rómulo Gallegos por la misma obra en 1977.

Para 1979, recibió el Premio Internacional Alfonso Reyes. Fue en 1987 cuando recibió el Premio Cervantes, y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1994. En 2008 recibió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Carlos Fuentes escribió hasta el final de su vida: dejó terminada la novela "Federico en su balcón" que fue publicada de manera póstuma en 2012, también dejó inacabada otra novela llamada tentativamente "El baile del centenario".

Carlos Fuentes, murió en la Ciudad de México el 15 de mayo de 2012 a los 83 años debido a una hemorragia masiva, originada por una úlcera gástrica.






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