Por Maria Popova
Una vez, Octavia Butler (22 de junio de 1947 – 24 de febrero de 2006) se propuso escribir sus memorias. Pero descubrió que "se parecía demasiado a desnudarse en público", por lo que abandonó el intento. Hoy, todas sus reflexiones autobiográficas, todas sus manifestaciones políticas, todos sus credos creativos nos llegan únicamente a través de sus entrevistas, ahora recopiladas en Octavia E. Butler: The Last Interview and Other Conversations.
Estas conversaciones son también el relicario de la sabiduría afinada de Butler sobre el arte de escribir, que ella aprendió por sí misma, y dominó, contra las adversidades de su tiempo y lugar para convertirse en una de las voces literarias más duraderas y queridas del siglo pasado, en parte profeta y en parte poeta de la posibilidad.
En una entrevista concedida justo cuando comenzaba lo que se convertiría en su icónica Parábola del Sembrador, ofreció a los escritores jóvenes los pilares del oficio:
“La primera, por supuesto, es leer. Es sorprendente cuánta gente cree que quiere ser escritora, pero en realidad no le gusta leer libros... La segunda es escribir, todos los días, tengas ganas o no. Al diablo con la inspiración”.
Más de una década después, habiéndolo demostrado con su propia vida, redobla su fe en la ética del trabajo por encima de la inspiración como motor central del arte. Una época después de que Tchaikovsky observara que “un artista que se respete a sí mismo no debe cruzar las manos con el pretexto de que no está de humor” y Camus insistiera en que “las obras de arte no nacen en destellos de inspiración sino en una fidelidad diaria”. Butler exhorta a los escritores jóvenes:
"Olvídense de la inspiración, porque es más probable que sea una razón para no escribir, como en "No puedo escribir hoy porque no estoy inspirado". Les digo [a los escritores jóvenes] que yo solía vivir al lado de la dueña de la casa donde vivía, y ella me inspiraba. Y la característica más valiosa que puede tener cualquier aspirante a escritor es la perseverancia. Sigue ahí, sigue aprendiendo tu oficio y sigue intentándolo”.
Haciéndose eco de la ardiente advertencia de James Baldwin contra la pereza del talento, ella añade el tercer pilar del oficio:
“Olvídense del talento, sea que lo tengan o no. Porque realmente no importa. Quiero decir, tengo un pariente que tiene un gran talento musical, pero ha decidido no dedicarse a la música para ganarse la vida. Para ella es su placer, no una forma de vivir. Y pudo haber sido. Ella es supertalentosa; lo ha estado haciendo desde que era pequeña y todos siempre han quedado impresionados con su talento. Por otro lado, yo no creo tener ningún talento literario especial. Era lo que quería hacer y lo perseguí, en lugar de contentarme con un trabajo haciendo algo que me haría ganar más dinero, pero que me haría sentir abatida”.
No fue fácil para Butler perseguir lo que quería hacer. Tuvo que aceptar un trabajo terrible tras otro. Trabajó en la lavandería de un hospital. Trabajó como vendedora telefónica. (“Tengo buena voz en el teléfono”, dice disculpándose. “Me dicen que tengo buena presencia en el teléfono y, de hecho, vendí cosas a la gente. Me da mucha vergüenza”). Pero todo el tiempo estuvo escribiendo y escribiendo. Al recordar la obstinada devoción de aquellos primeros días, ese momento vital en el que uno sienta las bases del oficio y credo, reflexiona:
“Recuerdo que otro escritor y yo mantuvimos correspondencia y él había abandonado el oficio. Le dije: ‘¿Por qué no he visto nada más de ti?’ Él dijo: "Bueno, con mis primeros tres libros no gané nada". Mi comentario fue: "¿Quién hace algo con sus primeros tres libros?" Recuerdo que cuando dejé el trabajo de la lavandería fue para ir a una Worldcon(*) en Phoenix... Decidí que iba a intentar vivir lo más frugalmente posible, y en ese momento realmente se podía vivir muy frugalmente. Mi alquiler era de cien dólares al mes. Entonces, si te contentabas con no conducir y si te contentabas con usar la misma ropa que habías usado bien durante mucho tiempo... y había otras formas de no gastar mucho dinero. Después de eso, no comí patatas durante años. Decidí que de alguna manera iba a vivir de la escritura.
[…]
No importa lo cansada que estés, no importa que sientas que no lo puedes hacer, de alguna manera sí puedes”.
Cuando un entrevistador cuenta la historia apócrifa de cómo Bram Stoker pasó años escribiendo escritos mediocres sin que nadie se diera cuenta hasta que un día un rayo le iluminó y de ahí surgió Drácula, Butler inmediatamente refuta el mito de la inspiración divina con su peligrosa insinuación de que la excelencia es producto de las circunstancias y el azar. Habiendo colocado en el centro de su Parábola de los talentos la cuestión del impulso creativo, enmarcándola como una cuestión de “una dulce y poderosa obsesión positiva”, insiste una vez más en el inmenso poder creativo de simplemente dedicarse a trabajar:
“Es una de las cosas que trato de evitar que los escritores jóvenes piensen: que hay que esperar, que todo es suerte, que caerá un rayo y luego tendrás un bestseller maravilloso. Entonces, creo, que es como la vieja idea de que la fortuna favorece a la mente preparada. Si has desarrollado el hábito de prestar atención a las cosas que te suceden y a tu alrededor, entonces sí, te alcanzará un rayo”.
Complemente este escrito con los consejos de Mary Oliver sobre la escritura, de Maya Angelou sobre nuestra responsabilidad hacia nuestros dones creativos y de May Sarton sobre cómo cultivar tu talento, luego vuelva a visitar a Butler sobre el significado de Dios.
NOTA DEL TRADUCTOR
Worldcon(*): World Science Fiction Convention o más formalmente la Convención Mundial de Ciencia Ficción.
Translated without authorization from the original Octavia Butler’s Advice on Writing, taken from Maria Popova’s Website The Marginalian, by Isaias Ferreira Medina.
© Both, the original work and this translation are the property of Maria Popova.
SOBRE OCTAVIA BUTLER
Octavia Estelle Butler (Pasadena, 22 de junio de 1947-Lake Forest Park, 24 de febrero de 2006) fue una escritora estadounidense de ciencia ficción. Recibió tanto el Premio Hugo como el Premio Nébula en más de una ocasión. En 1995 se convirtió en la primera escritora de ciencia ficción en recibir el título "Genius" de la Fundación MacArthur.
En español se ha publicado su colección Hija de sangre y otros relatos, así como las series de novelas Trilogía Xenogénesis y Parábolas. (Más en Wikipedia)
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